Ser soltero y sus
niveles de dificultad
En
estos tiempos, he descubierto que para la mayoría de personas ser soltero es
casi un delito. He escuchado a mis amigos desesperados por conseguirme pareja o
por hacerme cara de lástima cuando nos reencontramos y manifiesto que aun sigo
soltero (Créanme, me he vuelto un experto en detectar la cara de lástima: cabeza
ligeramente inclinada hacia uno de sus hombros y ojos que dicen "pobre, cómo va
a estar soltero tanto tiempo").
Qué
pasaría si cada vez que ocurren esos reencuentros yo fuera quién pregutnara: "Y
tú, ¿aun con pareja?, aww, tranquilo, algún día podrás estar soltero y
tranquilo, no te preocupes, llegará el momento" (Con su respectiva cara de
lástima). Cuántas veces debo repetir que soy soltero por convicción, léase bien,
soy soltero, no estoy soltero. Por su atención, gracias. No soy de esos que no
creen en el amor, porque sí, sueño con enamorarme y amanecer con alguien y
compartir los hielitos de boca a boca y todo eso. Pero por el momento decido ser
soltero.
Es
en serio lo que les digo, a las personas pareciese que les indignara el hecho de
ver a un soltero tranquilo y estable como yo, lo único que podría faltarles es
darme un sentido pésame por la situación que atravieso. Consideran que estar en
pareja es el único estado de tranquilidad en qué puede estar el ser humano, pero
permítanme dudo un poco al respecto, porque he logrado ver a muchas personas que
por no estar solteras se encadenan a un infierno, sea el que sea, únicamente por
demostrar que no se van a quedar vistiendo santos (no me refiero sólo a mujeres,
porque hay hombres que luchan contra la soltería).
Algunos
de mis amigos han procurado concretar citas a ciegas, y he llegado a la
conclusión de que debo recordarme que no hay un fiasco peor que asistir a una de
ellas, gracias pero no gracias. No entraré en detalles porque sencillamente no
pienso exponer mis patéticas experiencias ni quiero hacer sentir mal a nadie (no
sabe uno que este post lo lea uno de esos que tuvo que salir conmigo casi a la
fuerza).
Ahora, hay una frase clave que he tenido
que escuchar una y otra vez de parte de mis amados pero odiados amigos. Aquí va,
prepárense, porque probablemente les cause el mismo retorcijón que me causa a mí... "Tengo un amigo para
presentarte". Já. Vieron que si asusta.
Pasan mil pensamientos por mi cabeza cada que esto
ocurre y siempre busco la manera de escabullir la situación, concluyendo, debo
decir de nuevo, gracias pero no gracias. Además, siendo honestos, ¿quién ha
dicho que cada amigo que tienen pueden presentárselo al soltero/a tan
deportivamente? ¿Quién dice que por el hecho de estar soltero ambos van a ser
compatibles?. Volvámonos serios, como si no fuera suficiente cargar con sus
caras de lástima, ahora los solteros debemos lidiar con todo aquel que quieran
presentarnos.
Cada
que oigo un "tengo un amigo para presentarte", empiezo a ver el mundo en cámara
lenta y veo con claridad cómo dos disparos de bazuca tratan de alcanzarme.
Intento salvarme, me muevo de un lado para otro, me tiro al piso, corro, siento
pánico de la muerte súbita que se me avecina, me frustro y sigo intentando
seguir con vida, pero haga lo que haga tratando de escapar, nada será
suficiente.
Y
sí señores y señoritas no solteros que quieren emparejar a los que estamos
solteros; que nos quieran presentar al amigo single es un disparo de bazuca. En
primera instancia, ¿qué demonios les hace pensar que queremos que nos presenten
alguien? y dado el caso que así sea, cuáles son los criterios para pensar que
ese tipo sin compromisos, que ya por soltero levanta suspicacias, es para
nosotros?
A
ver gente no soltera, yo no quiero que me presenten a nadie. No, no y no. Es que
ustedes no entienden, obvio. Ya de por sí, no tiene nada de fácil ser el soltero
más estable y reconocido de mi círculo social como para que ustedes me vengan a
enganchar a un tipo que no es capaz de conseguir pareja por sus propios
medios.
Y
digamos que sí puede pero aunque no parezca, yo también. Y eso no es todo, yo no
quiero ir a sentarme con un tipo del cual ya me generaron expectativas inmensas.
Según quien sea que me lo va a presentar, es el hombre perfecto. Así que
inevitablemente don míster Hombre Perfecto empieza a hacerme ver pajaritos en el
aire y corazones en el ambiente y me hace pensar en que si le parecerá chévere
que nos casemos en Cartagena -Ojo, sin siquiera conocerlo-.
Pero
luego llego, lo veo y ¿otra derrota? ¿este era el pelmazo que me querían
presentar? o en la remota opción de que me guste, típico yo no a él y el canalla
no aparece, y aysh, dolor, angustia, en qué fallé, tusa. O al revés y que
frustración, qué encarte. Y nada, a pesar que colecciones amores fallidos, todos
duelen incluso ese que no llego ni a la agarradita de mano. Porque ¿no era pues
el hombre perfecto? yo ya me veía durmiendo todas las noches en ese apartamento
tan lindo del que me hablaron.
No
quiero que me presenten a nadie, yo no quiero sentarme a sonreírle y trata de
ver por mí mismo todas esas virtudes que ya me vendieron, yo no quiero ese
compromiso que genera que a él le hayan dicho que yo era el primo hermano de
Superman y a mí que él es algo así como el próximo Steve Jobs. No quiero,
entiendan que suficiente tengo con mi soltería que no es nada fácil.
Es
que ser soltero implica muchas cosas, entre esas sentir un vacío abrumador y
confuso cuando voy en el metro y veo a un gordito nada agraciado, feliz hablando
con su novio guapo. Y me reclamo y pienso ‘okey, yo también tengo algo de sobre
peso, pero si él tiene novio, por qué carajos yo no?’ ¿no soy chévere? y la
autoestima empieza en declive -otra vez.
Suficiente
tengo con conocer a algún tipo que momentáneamente parece perfecto y entrar en
el dramático debate interno de besarlo o no. Besarlo por querer besarlo y porque
me da la gana de besarlo y porque me gusta besar. O no besarlo para que vuelva y
aparezca y llame y esos juegos culos y todas las estupideces morales en las que
nunca he creído.
Además
de lo del besito, estar soltero implica querer una noche de pasión porque hace
mil y una noche no tengo y no poder hacerlo por las mismas razones del beso o
por no tener que despertarme en una cama ajena sin saber qué demonios hacer. Por
no querer abrir los ojos y mirarlo y decirme "qué hiciste estupidito, si algo
querías que surgiera aquí, dalo por perdido" Y por eso, entre vergüenza y rabia
y reclamo conmigo mismo querer salir de ahí sin que él se dé cuenta, y no
entender cómo funciona ese edificio y ver a todo el vecindario mirando cómo
parezco un roedor con los zapatos en la mano, el jean sucio de la noche anterior
y el, "sí, amanecí con alguien y tengo vergüenza" en la frente.
Si
no parecen razones suficientes para entender que ya bastante tengo con lidiar
con mi valiente soltería, tengo más. Conocer al tipo que genera -por fin- alguna
clase de ilusión y queda en llamar y no llama, eso nos duele, lo juro, es más,
eso me destruye porque ni dan la oportunidad. O conocerlo y que tenga novio/a
-obvio-. O ver al ex novio feliz con novio, porque me jode, sí me jode que esté
con el guiso maluco ese, así yo ya no sienta absolutamente nada por él. O ver al
ex -este es otro- y saber que no es una buena idea pero la traicionera soledad y
la melancolía del pasado empiezan a manipular los sentimientos y llegan los
"puede ser porque nos conocemos perfectamente", "hemos madurado" y otras
incoherencias completamente absurdas y sin sentido.
Juntarse
con amigos solteros que no creen en el amor y creen y no creen y creen y no ver
ninguna luz y verla y no querer que ninguno encuentre un amor para no perderlo
pero también querer que encuentren si eso les hace feliz. Y reitero, no es que
no crea en el amor o esas cosas, sueño profundamente con que en algún momento
llegue el amor de mi vida y yo esté dispuesto a abandonar mi amada soltería por
él, compartir mi cama y que me ayude a soportar los lunes que me siguen dando
dolor hasta que me enseñe a amarlos como amo los viernes, pero por el momento
insisto en ser soltero y lo soy por convicción.
Ser
romántico y tener claro que el romanticismo de mi vida sólo viene de las
películas o de las historias de otros. Desilusionarme en las segundas citas
porque me parecen sonsos. Saber que cada vez escojo con mayor rigurosidad porque
ya he esperado tanto que ahora solo quiero algo que valga la espera. Esperar
aunque no quiera esperar, creerme el discurso de que que linda mi risa o que soy
diferente al resto, así me parezca patético. Conocer a uno que supera la segunda
cita y no querer ir a la cuarta por pánico de que mi independencia y deliciosa
soltería llegue a su fin. Suficiente tengo con los millones de “por qué tan
guapo y soltero?”.
Ya
tengo bastante con lidiar con todo esto como para que los no solteros vengan a
sumarme algo más. ¿Me quieren matar? No sólo estas iniciativas generalmente
resulta un fracaso sino que terminan siendo un atentando, contra mi y mi
tranquilidad emocional, mis expectativas y en definitiva, mi vida. No quiero
que me presenten a nadie ¿vale?
N
A D I E. Es menos doloroso si de casualidad yo me caigo cuando voy caminando y
él aparece de repente y me ayuda a levantar y nos enamoramos. Es más fácil que
yo vaya pasando y el detenga su coche y me diga que apenas me vio sintió que era
el amor de su vida y que nos casemos y resulta siendo el heredero de no sé qué
reino. Para mí es mejor que en un evento social de trabajo él este y me toque ir
a hacerle una pregunta por su cargo importante y famoso y delicioso y así lo
fleche. Todo eso es más fácil. Lo espontáneo, lo natural, lo parecido a mí, no
como esos te voy a presentar a alguien que no son más que una muerte -con
bazuca- anunciada.
Por
su atención gracias mis queridos no solteros y cuando les pida que me presenten
a alguien, mándenme esta entrada al blog o a la mismisima mierda. Gracias, otra
vez.
Christ Grajales.