Tengo una buena noticia
Según estudios científicos comprobados propios, manejar como se debe los maricones jueguitos de conquista, tampoco funciona. Todo lo que se supone que uno debe hacer y dejar de hacer, eso que sabemos de memoria y aconsejamos a la perfección, eso que no debimos decir, eso que es tan sencillo recitar y tan difícil aplicar, todo eso: tampoco es la solución.
Siento en el alma ser el portador de tan triste y decepcionante noticia. Espero algún día me perdonen, pero alguien tiene que decirlo.
Por primera vez en la vida hice las cosas bien. O como se supone -según lo que siempre hemos creído- está bien. No llamé. No escribí si no me escribía. No lo busqué. No fui tierno para que no se espantara y pensara que lo quería amarrar. Tampoco fui demasiado de piedra para que no se enamorara y por eso ya no me gustara. Cuando estaba con él fui “yo mismo” y le oía sus historias y parecí muy interesado y le hice chistes y como por si fuera poco, fui amigable con sus amigos. No le respondía enseguida y a veces hasta ni le respondía, así quisiera. No salí corriendo cada que me buscaba sino que parecía calmado, tranquilo y nada ansioso aunque lo estuviera.
Creo que la cosa estuvo bien. O por lo menos creo que alcancé ese punto favorable y equilibrado que según los estándares de conquista se debe alcanzar. Merezco que me feliciten, en serio. No fue fácil. Llamaba como un histérico a mis amigos a decirles que quería putearlo y a los cinco minutos les escribía que si podía escribirle para decirle que nos casáramos. Los llamaba como buen alumno a pedirles permiso y debatir juntos si era aceptable ponerle carita feliz al final de la oración o si el chiste rudotierno estaba bien o si mejor lo dejábamos en un ‘sí’ seco. Todo estuvo muy bien. Me sentía tranquilo.
Y pues tampoco funcionó. Qué mamera los hombres, que se vayan todos para la mismísima mierda. A lo bien. La historia se repite tal y como cuando hago disparates y todo lo que se supone que no debo hacer: conmigo diciendo que no quiero saber de ellos. Que me voy a quedar solo por toda la eternidad. Que no hay ninguno que me llene. Que no le termino de llenar del todo a ninguno. Y yo con rabia. Con un sabor agridulce y aburrido y hastiado y con ganas de ser mala onda con todos, muy mala onda.
Ay, en serio, qué mamera. Todo es malo y por eso uno queda desarmado sin saber qué rayos hacer. Llega el momento donde ser lindo, ser inteligente, ser tonto, ser divertido, ser aburrido, ser demasiado feliz, estar loco o ser lo que sea es malo. Todo, o sea, todo es malo.
Pero esa es la buena noticia.
Sí. Que todo sea malo es lo mejor que he podido descubrir. ¡Gracias vida por darme tantos desaciertos amorosos! desde ahora haré todo como me venga en gana, como me nazca, según el ánimo. ¿Qué hay para perder si todo es malo? Ya no hay cabida a lamentos de ‘si lo hubiera hecho como se debía…’ porque lo que se debía tampoco funciona ¡Qué felicidad!.
El punto es que como todo es malo uno tiene derecho a desparpajarse y hacer lo que en ese momento le nace hacer. Uno puede llamar si quiere. Escribir cursilerías y groserías. Invitar y decir que se vean. Uno puede actuar como se debe o como no. Uno puede tener sexo en la primera cita o en la segunda. Uno puede ser ridículo y llevarle regalitos. Nada va a funcionar al fin de cuentas.
En fin, ahora me autorizo a hacer lo que quiera, relajado y tranquilo con la certeza de que seguirá siendo malo, sólo que ahora disfrutaré esa etapa que se vuelve un infierno donde uno reprime sus verdaderos deseos porque no sabe cómo actuar. Ahora me gozaré mis disparates con la frente en alto. Lo haré con el desparpajo que me caracteriza y con los impulsos muy míos. Lo haré con la poca seriedad con que se debe tomar todos los temas relacionado con los hombres pero que a veces los hago demasiado trascendental.
Es lo mejor. Lo más práctico. Lo más adecuado. Lo más cómodo. Lo más espontaneo. Lo más uno. Y lo bonito es que haciendo todo mal no sólo lo disfrutaré más sino que eventualmente en una de esas algo saldrá bien y algo resultará.
CREO. Espero.
Christ Grajales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario