Futuro ¿Estás ahí?
Los giros raros de la vida siempre terminan siendo chéveres. Al principio lo dejan a uno paralizado, aterrorizado, estupefacto y hasta dolido, pero luego uno va entendiendo. Despacito, pero uno va entendiendo.
Sucede que por más que uno esté convencido de saber qué es lo más favorable para uno mismo, uno no tiene ninguna certeza y uno nunca puede estar del todo convencido de eso. En serio. En cambio la jodida vida sí. Ella siempre sabe qué es lo mejor para uno en el futuro y termina poniéndolo a uno donde realmente debe estar. Ni en más, ni en menos. En donde es y cuando es.
Pero para personas como yo esos chistecitos de la vida no son tan divertidos. Porque la gente como yo tenemos el detestable defecto de saber lo que queremos. Y al tener claro lo que uno quiere, uno va por eso con toda y saca la fuerza y las ganas de las entrañas. Pero no es divertido porque muchas veces la vida en silencio sabe desde antes que uno empiece a alimentar ese capricho y comience a dar la batalla, que ese algo no es lo más conveniente para uno.
¿Pero cómo ese algo o ese alguien no va a ser conveniente si es lo que uno quiere? ¿Por qué la vida no habla y le explica a uno lo que va a pasar después y que por eso no nos conviene el famosos deseo?
Y eso es lo que a mí me mata. Yo siempre quiero cosas. Y cada vez esas cosas son más específicas. Trabajos puntuales. Ciudades puntuales. Una forma de vida puntual. Un hombre que no conozco pero casi que lo conozco por saber puntualmente cómo lo quiero. Un teléfono móvil puntual y hasta no me cocino y gasto mi plata en un almuerzo aburrido y caro todos los días porque puntualmente sé que no quiero cocinar.
Pero la vida se me burla en la cara, me hace mofas y hace lo que le da la gana con mis puntualidades. Y a mí me duele, en serio. Por qué ¿quién mejor que yo para saber qué es lo más conveniente para mí?
Es duro. En cambio para todos esos que se pasan la existencia sin saber lo que quieren y que a donde caigan les parece okey, la vida es más fácil y tranquila. No sufren desilusiones que matan y no sienten el cansancio en el alma luego de luchar por arrebatarle a la vida lo que no les quiere dar. No sacrifican cosas que realmente quieren por otras. No les da miedo no tener lo que quieren. No vuelan y por eso no se pueden caer y pegar duro. No lloran de pánico al sentirse enanos e impotentes contra lo que no pueden controlar. No suben cuestas culebreras, que cuestan lágrimas. *pero tampoco se enteran que allá arriba la vista es mejor*
Pero a mí realmente esos chistecitos de la vida me dan pánico. Sí, otra vez lo repito porque es el único miedo que tengo en mi existencia. Y es que conmigo la chistosita vida ya se ha divertido lo suficiente. Y ha dolido. En el alma. Y aunque hoy entiendo por qué me quitó a ese novio que AFORTUNADAMENTE me quitó. Y a pesar que hoy sé por qué me tocó repetir esa materia en la universidad. Y aun si hoy tengo claro por qué ese jefe me puso patitas en la calle. Y aunque hoy lo entiendo todo y el resultado es estar hoy en la cima de esa cuesta que tanto quise alcanzar y donde la vista es más maravillosa, dolió, dolió con cojones y no quiero que duela más.
Pero la vida sigue. Y por eso tengo miedo. Porque realmente no me puedo quedar en esta cima. Aunque quisiera y aunque tengo la certeza absoluta de que es lo mejor para mí. Supongo que tendré que moverme. Y aquí entran mis miedos.
Vida, no me hagas chistecitos. Suficientes ¿no? Tengo miedo de sus chistes. Que me mande por alguna razón -que seguro será mejor aunque hoy me niego que puede haber algo mejor a este lugar y forma de vida- a donde no quiero estar. Tengo pavor que la vida siga encaprichándose conmigo. No quiero que siga poniéndome obstáculos para demostrarle que es de corazón lo que quiero. No quiero y hago puchero porque tengo miedo de las vueltas que me da la vida.
Y aunque aprendí que la vida toma mejores decisiones para mí que yo mismo, tengo miedo que ignore lo que quiero. Aysh, cómo sería vida para que me calmes. Mándame una señal. Un comentario en el blog, un tweet, HABLA, DÍ ALGO!!!!
Christ Grajales.
Christ Grajales.
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