No es que sea millonario, pero definitivamente tengo miles de cosas por las que cualquiera pensaría que sí. Y por eso, tengo una vida chévere, bueno, más que chévere. Y aunque suene un poco arrogante, no lo soy, pero en cuanto a lo de la vida chévere digamos sí.
No es que tenga muchas cosas diferentes al resto de vidas, pero lo que me aleja de muchos y me hace sentir como me siento es que yo a la mía le pongo sabor. Lo juro, intento ponerle sabrosura a cualquier cosa que hago. Y ni hablar de la alegría que trato de dejar en cualquier lugar al que llego. Y debo decir que también me esfuerzo por darle esperanza a los que están cerca y por llenar vitalidad a los que quiero.
Y es que tengo muchas cosas. Por ejemplo tengo la idea de que vivo en un sueño y no quiero despertar. Tengo demasiadas risas, al punto que me sobran y me puedo dar el lujo de ponérselas a los malos momentos. Colecciono chistes y se los voy tirando en la cara a los pesares cuando me pasan por el frente.
Y no me aburro porque tengo miles de sueños por alcanzar y siempre estoy buscando la forma de eso, de alcanzarlos. Tengo ilusiones muchas y de todos los tamaños, y aunque hay algunas que se vuelven desilusiones, a esas las quiero igual porque antes tuvieron que haber sido de esas ilusiones ricas.
Tengo un amor canalla que me hizo daño pero que amo porque me hizo ser cabroncito cuando hay que serlo y es ese mismo que por segundos creo que no he olvidado. Tengo, también, al amor que se niega a llegar pero aun así lo tengo porque sigue en mí la convicción -aunque flaquea a veces- de que algún día llegará.
Tengo ganas de ser feliz cada instante, la idea de que antes del deber está el goce. Tengo miedo al futuro, es más, un pánico extraño que me bloquea y me daña algunos días, pero lo valoro porque es un aviso de que algo hay que hacer y bueno, hago algo.
Tengo miles de cosas ¿qué más le puedo pedir a la vida?; una familia amorosa que me apoya en todas mis aventuras, picardía que creo que es sensual, unos kilitos de más y la convicción de que soy el dueño de mis alegrías y que como yo soy el único que me las puedo procurar, me las procuro.
Tengo más de diez amores platónicos que conozco y un corazón querendón que va por ahí enamorándose de buenas a primeras de todos y de nadie porque no vaya a ser que uno de esos sea el amor de mi vida. He conseguido todo lo que he querido y querido con toda mi alma todo lo que he conseguido. Tengo un amor verdadero por el chocolate, la coquetería a flor de piel y un mundo por delante.
Tengo letras, una lengua para besar, mirada morbosa, libertad abrumadora, manos que escriben, un celular divertido que no contesta el llamado del amor, tengo casualidades infinitas; mordisquitos guardados para cuando él aparezca, heridas cicatrizadas que guardo como trofeosm historias hasta para vender, una envidiable mala memoria y suerte de principiante,
En fin, tengo absolutamente todo para ser feliz y tengo que terminar este post aunque podría seguir y seguir hasta el infinito. Pero como no puedo, dejo aquí la certeza de que lo tengo todo, todito, todo, para decir que tengo una vida más que chévere ¿cierto que soy millonario? ¡Já!
Mr. Christobal
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