lunes, 22 de octubre de 2012

Medio solos

Medio Solos


Los seres humanos somos inconformes por naturaleza. Nunca estamos satisfechos con lo que tenemos y siempre pensamos que los demás están mejor que nosotros. Y este inevitable malestar es más marcado entre quienes están solos y los que no.

Los que están solos se sienten miserables porque cuando llegan a la casa no tienen a alguien con quién conversar o que les haga cariñitos, que de vez en cuando los sorprenda con el desayuno, que ocupe el otro lado de la cama, que los conozca mejor que ellos mismos o que comparta sus alegrías y frustraciones. Una miseria que llega a niveles inhumanos en las reuniones familiares donde generalmente quienes no tienen pareja dan más lástima que un eliminado de American Idol.

Por otro lado, los acompañados ven con demoledora envidia a quienes están solos porque son dueños de su tiempo, no tienen que rendirle cuentas a nadie, pueden andar como Dios los trajo al mundo por la casa, no tienen que compartir el control remoto, puede voltear a ver a quién les dé la gana y el baño es para ellos solos y nadie más.

Y el punto medio no pareciera solucionar nada. Sólo piensen en cómo explicarle a alguien que uno lo que quiere es estar medio solo o en su defecto, medio acompañado. Y si lo entendieran, imaginen llegar a un restaurante y que en la entrada le pregunten: "¿Y viene acompañado?" y usted responda: "Bueno, medio acompañado". Las consecuencias serían catastróficas.

Entonces ¿cuál es la solución? Por lo visto la respuesta es estar con la persona correcta: la que te quiere como eres, que te escucha sin juzgar, que soporta tus malos humores, que te hace la comida que quieres, que te permite voltear a ver a quien llame tu atenci+on y que además no te cobre por nada de esto. Dije que había una solución. Nunca dije que sería fácil.

Christ Grajales.

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