sábado, 24 de diciembre de 2016
Que sea una Feliz Navidá!
Que esta Navidad sea, ante todo, feliz.
Llena de abrazos al alma.
Y de momentos que son los verdaderos regalos que nuestras vidas necesitan.
De conversaciones reales con palabras cargadas de amor.
De compartir, estar, brindar, dar y recibir con el corazón de par en par.
De regalar y sacar sonrisas.
Y te quieros y te amos.
Y de ser todo el cariño que los nuestros buscan y quieren.
De miradas, caricias, apoyo y pechiches.
Que la luna y su brillo nos recuerde que los que no están, están.
Que las estrellas titilen y escribamos nuestros deseos en ellas.
Y que el cielo nos dé su calor y con ello la certeza de que todo va a estar bien.
Que el otro año será increíble y que cada sueño verdadero de nuestro corazón se hará realidad.
Que los regalos nos recuerden que somos la luz y la felicidad de alguien.
Que las miradas de todos sea todo lo que necesitamos. Nuestra fuerza, apoyo e ilusión.
Y nuestras miradas sean toda la fuerza, apoyo e ilusión que todos los nuestros necesitan.
Que las llamadas corten distancias y alarguen el amor.
Que haya buñuelos y reencuentros.
Villancicos y colores emocionados en los corazones.
Que los niños salen de emoción y los abuelitos lloren de alegría.
Que seamos conscientes de la alegría, de la paz y de la fortuna de todos alrededor.
Que el árbol y sus luces le den brillo a nuestras almas y llevar ese brillo en la sonrisa.
Que esta Navidad sea sincera, llena de amor y sobre todo, una muy Feliz Navidad.
Mr. Christobal.
miércoles, 7 de diciembre de 2016
¿Mejor malo conocido que bueno por conocer?
No sé y realmente no me gustaría conocer a la persona que se inventó esta frase tan colombiana, tan nuestra, tan gas: mejor malo conocido que bueno por conocer. ¿Por qué nos metieron este lema tan conformista, triste y esclavizante toda la vida en la cabeza, en las venas, en las profundas convicciones del alma? ¿A quién demonios se le ocurrió que algo malo es mejor que algo bueno? ¿Por qué hay que quedarse con lo malo y no anhelar y lograr estar mejor?
No sé. No entiendo. Y me frustra saber que hay gente que en serio se creyó ese cuento y vive de esa forma. Personas que prefieren quedarse con alguien que NO es por no quedarsen solas, porque creen que no son capaces de conseguir algo mejor, porque están convencidas que uno superior al mediocre que tienen al lado no existe.
No lo sé. Gente que se queda en el mismo trabajo siendo infeliz porque no es capaz de lanzarse por el que siente que lo llevaría al éxito y a sentirse pleno. Personas que no emprenden el viaje de sus sueños porque la casa es muy cómoda y muy conocida. Sueños que se quedan en sueños porque humanos de este planeta están pensando que merecen las situación conocida pero equivocada. La triste pero conocida. la aburrida, pero conocida. La limitante, pero conocida. La cómoda, pero conocida. La gris, pero conocida. La infeliz, pero conocida.
¡Qué depresión!
No y mil veces no. Así no es. No hay que tenerle miedo a lo nuevo. A la felicidad. Al éxito. A lo mejor de cada uno. A hacer realidad los sueños. A soltar. Volar alto. Superarse. Moverse. A uno mismo.
Los zapatos nuevos tallan el primer día, el segundo, pero ya el tercero, son una maravilla. ¡Y SON NUEVOS!
Y cuando lo conocido es malo, lo nuevo es lo único que puede ser, es una gran y soberana maravilla. Es una luz que ves lejos, y mientras te acercas va creciendo y creciendo y alumbrando la cara, luego el cuerpo, las manos, y llega al corazón, tanto, tantísimo, que luego, alcanza para que a donde llegues, seas brillo, inspiración, esperanza, y los otros se recarguen de esa luz.
Lo malo conocido, ya no funcionó y no hay porque seguir intentando que lo haga. Lo bueno, en cambio, es una oportunidad de renacer, creer en uno, volar alto. Y todos merecemos esas cosas. Sacudirnos de los miedos, las creencias limitantes y los imposibles. En cambio hay que llenarse de vida, confianza en uno mismo, seguridad y unas rotundas y enormes ganas de ser feliz de lo que jamás fue.
Por favor, sepan, que nunca y jamás de los jamases un lugar malo conocido va a ser mejor que uno bueno por conocer. Eso es como cuando uno ve a la amiga que se queda con el tipo que le pega y le es infiel. Que le acaba la autoestima y no la cree capaz. Que la aleja de los amigos y la familia, que le tiene la mirada triste y la vida sin vida. Con lo peor de lo peor por conocido y no llegar entonces ni a la más remota posibilidad de abrirse, conocer y ENCONTRAR a un man increíble, amoroso, libre, detallista y romántico, divertido, familiar y motor (que sí existen, ya verán). Porqe su malo conocido, es mejor.
No hay que tenerle miedo a ser absolutamente felices. hay que tenerle miedo a estar cómodamente aburrido. A eso es a lo que hay que tenerle pánico, mis bellezas tropicales.
Me cuentan.
Mr. Christobal
lunes, 26 de septiembre de 2016
De los amigos del alma
He sido bien amiguero toda la vida. Por aquí ha pasado gente increíble con corazones enormes.Hoy miro atrás y el denominador ha sido eso, gente buena. Amigos con almas transparentes, dispuestos a reírse de la vida a mi lado, a divertirse sanamente, a volar conmigo, que disfrutan mi locura, la reciben y la abrazan y en contra parte están ahí para cuidarme.
Pero pasa el tiempo y cada vez tengo menos amigos. Menos y menos. Me he vuelto un alma solitaria, independiente, desapegada. Un poco desconfiado y muy pero muy selectivo, hasta en eso, hasta en las amistades. Y es que un día entendí que las amistades son como los amores, en todos los aspectos, y como a esos, muchas veces hay que dejarlos ir. Soltarlos, que sigan, abrirse. Son idénticos. Se enfrían y se olvidan, cumplen alguna función y se van. Tienen ciclos. Unas van, algunas vuelven, otras vienen. Algunas se reemplazan y otras se olvidan, del todo, hay otras que realmente nunca lo fueron y no faltan las que están siempre sin estarlo y otras que están sin estar.
Otras amistades que se acaban para siempre sin ánimo de repararse, otras que son un abrazo inmenso y sincero cuando se reencuentran. Hay algunas que las tengo guardadas en mi corazón porque fueron ángeles, otras que no sobrevivieron al tiempo y a la distancia y no falta el antojado que se pasó media vida robándose los novios o las novias de todos.
Unos con las que ya no hay nada de qué hablar y se está en momentos diferentes de la vida. Algunas otras amistades que sólo son cariño, nostalgia, recuerdo y lealtad. Unas que son la casa a donde uno siempre vuelve. Otras que fueron las palabras perfectas en el momento exacto. Otras que no eran más que la rumba, el escape, la locura que se necesitaba.
Están las amistades que por nada del mundo dejan que uno se vaya. Y otras que dejaron de interesarse por la vida de uno y sólo llegaban a hablar de ellas. Otros amigos que se los tragó la tierra y otros que sencillamente se ennoviaron. Están los que se fueron una época y otros que fueron la alcahuetería que requería o el regaño que merecía.
Unos amigos que dejaron de ser amigos, pero igual uno los quiere. Otros que son aquel momento que uno quiere olvidar. O los que fueron una enseñanza de las duras. Los que le dieron calor al alma y los que son un viaje divertido las pocas veces que aparecen.
Todos, todos han tenido una misión. Y a todos, todos los quise sin condición (¿Ahora hago versos?). Pero sí, así es esto, se van. Nos agotamos, nos acabamos, nos consumimos. No era más. Y eso no es malo. Es lo que es. Y todos fueron absolutamente míos y yo fui completamente de ellos. Con furia. Y hoy, sólo poquitícos han sobrevivido a tanta vida. muy, muy, demasiado pocos. Por eso no estoy seguro de que todos sean los amigos del alma, pero los pocos que me quedan, tú, tú y tú, deben ser lo más parecido a eso.
Mr. Christobal.
jueves, 22 de septiembre de 2016
Estar vivo dentro de la vida
Con el tiempo, he entendido que si bien cada quien vive con la intensidad que su alma necesita, si hay que subirle a los vatios de las vibraciones en ciertas temporadas para no pasar por pasar por la vida, sino pasarle, uno, entero, real, intenso, a la vida.
A mí, por tener un alma inquieta, entiendo que se me exija mucho más que a otros, por eso me lanzo a lugares desconocidos de la vida, de las personas y de mí mismo con tanta intensidad que me he acostumbrado a caer y a renacer a través de experiencias, enamoramientos, aciertos y derrotas.
Y caigo en la oscuridad y entiendo que es momento de un nuevo vibrar, y me arrojo, sin pensarlo, a lo que he descubierto es mi forma de vivir: pisar terrenos frágiles. Y eso es lo lindo, jamás creer que estoy pisando lugares firmes.
Por eso hice una lista de mis terrenos frágiles que me han llenado de vida, me han sacado de la oscuridad y me la han dado, me han llenado de inspiración y me han dado respuestas. Me han llenado de miedo y me han hecho gritar y patalear al chiquito caprichoso que llevo dentro. Me han arrojado respuestas, me han dado historias y en general, me han hecho sentir que he vivido intensamente. Que he pasado por la vida con ganas y locura. Con risas y de forma memorable.
1. Hacer un viaje solo.
2. Besar un desconocido.
3. Vivir solo.
4. Vivir en otros lugares.
5. Tener un hobby
6. Uno, dos, tres fracasos amorosos.
7. Una, dos, tres borracheras locas.
8. Perderse por un amor.
9. Un amor que sea la resurrección.
10. Broncearme en una playa bonita.
11. Inspirar a alguien.
12. Ir a un concierto a ver a la grande más grande de todas.
13. Enamorarse en uno, dos, tres días.
14. Ir y vivir intensamente alguna fiesta de alguna ciudad.
15. Querer hacer algo y hacerlo.
16. Montarse en una tarima a bailar.
17. Tener una mascota.
18. buscar hogar para gatitos abandonados.
19. Hacer una locura por amor.
20. Haber tenido, alguna(s) loca, incontroable, desquiciada, desenfrenada noche de sexo.
21. Besar un famoso.
22.Ir a un restaurante con estrella Michelin.
23. Salir en una revista.
24. Ir a Francia y enamorarme de Alemania.
25. CREER Y APOSTARLE SIEMPRE AL AMOR.
¿Qué me falta? ¿cuáles son sus terrenos frágiles? ¿qué es eso que tienen que hacer antes de morir?
Mr. Christobal
lunes, 12 de septiembre de 2016
Ya no más "nos"
"M" me miró y me dijo que estaba angustiado porque su mejor amigo se acababa de cuadrar. Que todo el mundo se está casando, que por estos días su Facebook está repleto de propuestas de matrimonios y noviazgos felices y todo eso y que él seguía solo. Vi el desespero en su mirada. La frustración en sus gestos. Y la falta de centro en sus palabras.
Vi su necesidad imperial de cumplir con los requisitos impuestos en el que si estás solo, tienes un problema. Por eso, noté cómo se apresuraba a coquetear, cómo intentaba forzar situaciones con manes, cómo picaba aquí y allá para intentar que algo le resultara, cómo, sino tenía tres manes que le escribieran lo lindo que es, no se sabía lindo, ni completo, ni pleno, ni él.
Le sonreí y le hablé desde el descubrimiento interno que me ha traído aquí, a este momento donde el camino ha dejado -un poco- de ser circular y ya es en línea recta. Desde mi experiencia. Desde el amor. Le hablé justo como aprendí a hablarme a mí; desde la verdad. Le dije, palabras más, palabras menos, que no se trata de tener un novio, sino EL NOVIO. Que no es el que sea. El que tocó. El "peor es nada". El, es que no hay más y éste me quiso. El, "es que es buen tipo". No, no se trata de eso. No se trata, como ya dije, de una competencia. Se trata de saber justito lo que se quiere para reconocerlo cuando llegue. Saber cómo lo quiere. Yo por lo menos lo quiero buena onda y divertido. Trabajador y deportista. Familiar, tierno, romántico y detallista. Lector, viajero, soñador y con un hobbie deli. Que entienda mi mundo y el mundo de mi cabeza. Que lo seduzca mi oscuridad y mi locura. Que no le dé miedo mi libertad y admire mi espontaneidad y mis inseguridades. Que me dé alas pero sepa cómo no dejarme ir. Pero sobre todo, y lo más importante, es que él me produzca cosas. No sé cuáles porque no las he vivido, pero necesito sentirlas. Tengo que mirarlo y saber que es diferente. Que hay una ruptura, un "antes todo fueron así, pero él, él es". Una unión de almas, de otras vidas, de lo que ajá. Y que nada, si no es así, me aburren. Y el esfuerzo no lo vale.
A ver, no se trata de llegar más rápido, sino mejor. Porque ya estuvo bueno, en serio. Ya experimentamos lo necesario. Ya nos arrojamos en los brazos del primero que pasó para ver cómo era eso y de qué se trataba. Cómo éramos en pareja. Qué se sentía. Cómo dolía y cómo nos enfrentamos al mundo con esa rabia y dolor y ese corazón rotisísimo. Ya el trabajo de exploración pasó. Y fue deli e importante. Nos mostró justito lo que no queríamos. Y yo, yo tomé atenta nota. Con mi letra fea y desordenada, pero ahí está, muy escrito y definido, lo que no. Es que fueron tantos...
Y resulta que en mi mente tengo total claridad del día que dije, "éste es mi último no". Iba en un camión de mudanza con todos mis corotos, hecho pedazos y con todo un yo, entero, por reconstruir. Y hoy miro atrás y pienso "mierda, sí que era un no". Terrible. Muy no. Pero lo necesité porque fue tan pero tan no, que el día que salí de ahí dije, "ni uno más, Mr. Christobal, ni uno más".
Y desde entonces he tenido muy pocas y muy específicas cosas: Dos increíbles y mágicos "sí". Dos sí rotundos. Y disruptivos. Irreales. Como sacados de esos libros de amor que leo. Pero que no eran.
Y no importa porque efectivamente llegaron a mostrarme que sí existen como los quiero. Que sí estoy pidiendo mucho, -¡Y qué bueno!, ¿Cuándo llega uno a un nuevo trabajo y pide menos sueldo de lo que cree que se merece? Pide más para que le negocien, ¿no?- Pero es que ya sé que están por ahí. Y por eso, lo más sabio y sensato. Lo más divertido y romántico. Lo más yo, es esperarlo.
Sepan qué esperar, que los "nos" ya fueron suficientes y esperen, que de que llega, llega.
Mr. Christobal.
lunes, 5 de septiembre de 2016
No hay que pensar tanto, dicen
Pensé en gastarme el último cartucho y hacer el último esfuercito y dejarlo todo en la cancha. Como los grandes. En dejarle la pelota a él y dejar de esperar. Pensé en escribirle tipo 11, no, que mejor después de almuerzo, no, mejor tipo 7pm, 8pm, 9pm, ya no, muy tarde.
Pero también pensé como quiero que las cosas fluyan relajadas, tranquilas, sin darle vueltas y sin mucha cabeza. Sin pensar. Que no quiero presionar, ni forzar, ni arrastrar a alguien a mí. Sólo que las cosas se den en armonía, en tiempos rápidos, con determinación, sin dudas y con mucha sencillez.
Pensé en las mil cosas que podíamos hacer juntos, lo chévere que la podíamos pasar y todo lo que podíamos construir. Pensé en escribirle para que no muriera algo que podía ser bonito. Así como también pensé que si él quería, -saber de mí, escribirme, darle la continuidad- lo hacía y yo feliz le contestaba.
Pensé que él no quería. O sí quería pero estaba en otra vuelta. O en otra sintonía. Básicamente no estaba en la capacidad de meterse en semejante vuelta que soy yo. Que era otro, siempre es otro. Que yo le gustaba, pero no lo suficiente. Pensé en qué lástima no gustar esta vez, pero relajado y sin ego y sin dolor porque no hay ningún problema con no gustar.
Esta vez no pensé qué había hecho yo mal. Qué tenía yo que no le gustaba. Que si mucho de esto o poco de lo otro. Que hablé mucho o mostré demasiado, no, esta vez pensé que no se trata de mí.
Así que pensé que si no está preparado para este cuerpito paisa, esta personalidad excéntrica y esta carita morena, mejor que no escriba. Y mucho mejor, no escribirle yo. Pensé que lindo, chiquito bebé, bye, bye. Next.
Y ese es el problema. Uno piensa mucho.
Mr. Christobal
domingo, 21 de agosto de 2016
Amar y dejar amar
A mí me gusta el amor y eso no es una noticia. Que creo en él, lo busco, lo respeto, le hago justicia y lo apoyo, tampoco lo es. Que me seduce la idea de tener el más bonito, inspirador, transparente y grande, no tiene por qué serlo tampoco. Porque si algo he evidenciado por años en este blog es eso: creo en el amor. Y me gusta creer. Y defenderlo. Y soñarlo. Y esperarlo. Y serle leal. Y no negociarlo.
Es bonito y si uno sabe esperar, va a llegar, como lo queremos. Como lo soñamos. Como estemos dispuestos a recibirlo. Y a entregarlo. Como lo escogimos y según lo que creemos merecemos y necesitamos. Pero lo bonito y mágico de esto, de lo que creo, es que, al final, cada quien tendrá -y merece- su historia de amor, bonita, rosa, empalagosa. Por eso celebro el de los otros cuando es real, y abrazo las historias, y las leo, y las veo y me quedo feliz oyendo cuando me las cuentan.
Porque sí. Todos merecen enamorarse, sentir que el corazón se quiere explotar, que la vida tiene sentido, que hay alguien por quien todo valió la pena, ese alguien con quién todo es más fácil y fluye y encaja. Que te lleva a lo mejor de ti, de tu profesión y te acerca a tus sueños. Todos merecen esa parte linda. La de la ilusión de la historia feliz. Del apoyo incondicional. De con quien llegar a viejitos y tener unos nietos insosteniblemente divinos.
Por eso, porque hay que hacerle justicia al amor, ¡que cada quién ame a quien el corazón le dicte! Qué importa si es alto o bajito, blanco o negro, gordito o testarudo. Judio, musulmán o de su mismo sexo. No importa, que cada quien ame lo que siente que ama. Lo que le hace temblar el alma y le alegra la vida. Lo que lo lleva al infinito y le cura las heridas.
Qué bonito que todos puedan amar lo que sienten que aman. Con libertad y desenfreno. Sin miedo a los papás, a los amigos, a la sociedad. A los prejuicios. Que bonito sería, por el amor, que podamos vivir en un lugar con una construcción social con acuerdos de convivencia mutua que permitan el respeto por lo que hace feliz al otro, sin que las decisiones que van tomando en la vida sean temerosas e inseguras, llenas de miedo por el qué dirán. Escondidos y acomplejados y además, se conviertan en una causa de juicio social.
Porque el amor es cool y cuando es real y el que es, hace mejores personas, mejor la vida, mejor el mundo. Porque el amor, es el amor y todos lo queremos y todos lo soñamos y todos lo buscamos. Y por eso, todos merecemos encontrarlo. Como lo encontremos.
Mr. Christobal.
martes, 16 de agosto de 2016
Es hora de olvidarte
Hay amores que definitivamente no son. Nacieron para no ser. Se construyeron sobre una base de imposibles y tiempos desafinados. Entre esperanzas perdidas y voluntades contrariadas. Vivieron eternidades fugaces, contratiempos apresurados y luchas prematuras. Hay amores que tenían todo para ser, pero surgieron con la sentencia de no ser.
Y algo pasa y es como si siempre fuera a pasar; tienen la capacidad de hacer que el alma se agite y se estremezca ante sus ojos o sus sonrisas. Detienen la densidad del universo y se roban la paz del mundo interior. Nos roban los "y si hubiera" más melancólicos y los deseos secretos de las profundidades de nuestro ser. Es una pequeña puñalada saber de ellos, saberlos lejos, saberlos de uno, saberlos ajenos.
Son de uno aunque no lo sean. Y uno de ellos, aunque no. Como se entregaron, imposible que se vuelvan a entregar, como nos entregamos, ya no otra vez. Los miramos a los ojos en nuestra imaginación desafiando su capacidad de volver a sentir lo que los hicimos sentir. Cuestionamos los pasos que los alejan de los nuestros y adivinamos los secretos de sus sentires profundos.
Es como si después de años, ciudades, personas, situaciones, sentimientos, siguieran unidos por una energía que parece morir pero en los momentos menos esperados se arrebata como si se quisiera estallar. Y aparecen cualquier mañana como un pensamiento inquiero e impotente. Y luego se diluye con el sin sabor infinito de la nada, de los que no son. De los que perdieron la esperanza, de los de las mil preguntas sin resolver, de lo incomprendido.
Y uno los ha buscado y los ha encontrado. Y luego no los ha encontrado. Se han ido. Para siempre.Pero la energía sigue. Y uno los guarda dentro y les da vida. Alimenta y le da alas a las imaginarias posibilidades, y los sigue cuidando y esperando. Todo adentro en un romántico iluso imaginario.
Porque aunque tengamos la mágica seguridad que la energía es mutua y eterna e indeleble, es seguro también que, así como hemos alimentado y hecho grande algo inexistente dentro, así también se puede borrar, dejar atrás, olvidar.
Porque hay amores que definitivamente no son y que hay que dejar de esperar. Y porque olvidar también es una decisión, es hora de olvidarte.
Mr. Christobal.
lunes, 11 de julio de 2016
Bienvenido
Bienvenido
Querido Joseph:
No tengo que llenar de elogios a mi hermano porque no sólo lo hago todos los días, sino porque, nadie mejor que tú para entenderme y saber que tengo razón en quererlo como lo quiero y verlo como lo veo y justo por eso lo escogiste para estar aquí. Con sus virtudes y defectos. Con sus fortalezas y debilidades. Con su risa y su estrés. Con su tenacidad y su orden desordenado.
Así que más que nadie tienes una buena idea del camino que van a recorrer, sobre todo porque tengo noción de ti desde hace muchos años en su vida, en nuestras vidas. Llevas años estando ahí, caminando cerca aun si estabas lejos. Andando siempre en línea paralela a su vida. Lo que es bueno. Y me alegra. Ya que no sólo con tenacidad lo conquistaste a él, sino que lo hiciste con todos nosotors; con detalles y lealtad, con entrega y sinceridad, pero sobre todo con amor. Mucho amor para mi hermano, tanto, que alcanzaba para todos nosotros.
A lo que voy es que es bonito que hayas sido tú. Que seas tú el que hoy está allí con él. No podría ser nadie más. A mí realmente me alegra y pienso que en medio de tantas locuras, algo bien supo hacer mi hermano. De hecho, supo hacer una de las mejores cosas que hay que saber hacer: escocger a la persona con quien va a compartir el resto de su vida.
Estoy seguro que no existe una decisión más acertada y también estoy convencido que, tanto él como toda mi familia y yo, somos muy afortunados de traerte aquí, acá, a este punto de su vida, de nuestras vidas. Así que yo aplaudí, celebré y sobre todo, alcahueteé la decisión. Por lo que desde hoy me quedo tranquilo que él, la cosa más importante en mi vida, recorrerá el camino de la vida de la mano de una gran compañía, quien no tengo duda, le hará la vida más bonita, realizable y con mucho más sentido.
Creo que son un buen complemento y eres ese motor que él necesita para moverse con más facilidad y destreza por la vida y que le urge para alcanzar lo que quiere alcanzar. Veo en ti esa fuerza que él requiere para caminar con más firmeza y soñar más alto. Creo que eres esa certeza, confianza y alas que sólo pocas personas le han podido dar a él.
Estoy absolutamente convencido que el camino será largo y tendrá tropiezos, pero también sé que tendrás la sabiduría y la intuición, la paciencia, el amor y todo lo que se necesite y esté en tus manos para que todo esté bien. Siempre bien.
Así que nada. Yo me quedo tranquilo. Sé que mi hermano se queda en buenas manos. Tendrá quien lo cuide y quien lo alegre. Quien lo motive y lo frene. Tendrá con quien soñar y quien le exija conseguir esos sueños. Tendrá quien lo entienda y quien entendiéndolo no le permita lo que no se permite . Tendrá amor del purito para rato y fuerza para siempre.
Bienvenido a la familia. Desde la distancia. Intentaré, con torpeza (no lo sé hacer de otra forma) y desde la misma distancia mientras tanto, ser buen cuñado. Trataré con todo mi corazón de velar por este amor. Les exigiré y le jalaré las orejas cuando sea necesario, así como también seré complice cuando la ocasión lo amerite. Espero poder cuidarlos y disfrutarlo. Darles de lo mío y recibir de lo suyo, pues este matrimonio tiene que seguir siendo una ilusión para mí. Una esperanza de que el amor existe. La convicción de que esta vaina sí pasa. Así que trataré, en lo que pueda y desde donde pueda, de custodiar este amor.
Y para terminar, sabes que sólo tengo 1 hermano hombre, él, por lo que podemos ir pensando en ver cómo le hacemos para serlo, tú y yo, desde ahora. Yo desde mi locura y tú desde tu sensatez. yo desde donde quiera que esté, tú desde allá, con él. Yo muy yo, tú muy de él.
Pd: Sólo sé que para el día de mi matrimonio quiero, con todo mi corazón, que mi futuro esposo esté por lo menos igual de feliz a mi hermano. Nunca había visto un hombre -en su gran día- más pleno, intenso, esplendido: sincera y realmente feliz.
Los quiero!
Un año más: Check
Un año más: Check
Se fueron, con un afán infinito, doce meses y me traen a un nuevo cumpleaños. Se han ido apurados, corriendo, como un rayo. Y está bien. Está perfecto. Aquí, en mí, sólo dejaron un paso más tranquilo, una sonrisa más satisfecha y un corazón que late con un nuevo ritmo, el suyo propio, sostenido, uniforme.
Ya no están, esos doce meses se nos han escapado. Y sonrío de pensarlo, recordarlo y sobre todo, reflexionarlo. Se fueron dejando una tranquilidad absoluta en mí, una plenitud en mi alma desconocida y certezas, muchas y ricas.
Fueron tan, pero tan lindos, que si pudiera, los abrazaría de agradecimiento, con tanta fuerza que me mirarían con cara de loco y fastidio. Sí, los abrazaría. Con el corazón. Con una sonrisota. Con humildad y con mis excesos. Y ellos, los doce meses, no sabrían qué hacer, y tal cuál mi gato El Negro Fidel, saldrían corriendo.
Han sido perfectos. Sin embargo, más que haber sido el cambio que mi vida necesitaba y haber tomado la mejor decisión al dejar Medellín por un tiempo, son muchas otras cosas. Es que, finalmente, creo haber llegado a ese momento al que tenía que llegar. Llegué aquí, a donde la vida se ve con unos ojos mucho más concienzudos, con algo de experiencia y con un convencimiento de mí y de la vida misma que me tiene con el paso firme y la mirada en la dirección precisa.
Esto es que logré entender por qué pasé por cada una de las situaciones que pasé, por qué esas personas llegaron y por qué esas otras se fueron. Entiendo la ansiedad de mi vida y mi alma. Cada uno de los malos momentos. Y de los buenos. De mis dudas. De no encontrarme. De perderme. De fallar en el amor y en algunas amistades. De soltar gente. De mi soledad. De mi independencia extrema. Del mismo a mí mismo.
Estoy en este momento entendiendo todo, pero eso no es lo importante. Lo que es verdaderamente valioso es que el entendimiento de lo que ha sido mi vida, mis momentos, mis quereres, la gente que ha pasado por aquí y todo lo demás, me está sirviendo para la toma de decisiones hoy. Siento que por fin me entiendo, que gracias a cada situación puedo analizar e interpretar y ver cuál será mi mejor movimiento.
Por eso siento que me estoy moviendo con mayor tranquilidad. Y aunque todavía flaqueo y el aprendizaje es infinito, siento que por primera vez no tengo afán, que estoy donde tengo que estar, que todo va a estar perfectamente bien, que todo a su tiempo y que estoy listo. Listo para lo que sea. Para mí. Para mi profesión. Para tomar decisiones. Para darle el rumbo que quiero a mi vida. Para apoyar a mis papás. Para dar un buen consejo. Para equivocarme menos. Para él. Mi él.
Y estos doce meses por eso fueron mis amigos. Digamos que han sido los que terminaron de perfilar esto que por años he venido perfilando. Despegué. Me reencontré. Y en entendimiento llegó. Han sido doce meses en donde he viajado y he pasado bueno. Tuve por un mes uno de los hombres que me dejó los aprendizajes más bonitos y el amor que no cree en imposibles. Salí de donde quería salir, de mi trabajo y ciudad anterior. Volé y mi alma se despejó.
Hoy por todo esto me abrazo fuerte y entiendo que soy mucho más sensible de lo que siempre me mostré. Que ya me cansé del desorden y del caos. Que busco tranquilidad y sabiduría. Amor, purito amor, más que subibajas. Que ya no quiero un chico malo, ni que tampoco soy ese tipo de chicos. Que ya no me interesa el coqueteo ocasional y los amores sin futuro. Que soy luz y no puedo -por nada del mundo- dejar de brillar. Que soy solo en el mundo, pero mi familia es mi norte. Que cada vez tengo menos amigos. Y menos amores. Y menos rumbas. Y menos líos. Pero cada vez tengo más aciertos. El camino más despejado. Los sueños más claros.
Así que estos doce meses lindos, sólo me dejan entender que los docen que falta para mi otro cumpleaños serán igual o más sabrosones.
Pero importante saber que para llegar aquí, a este lugar emocional en el que estoy, sí, sí es necesario haberse roto la boca contra el piso una y otra vez. Haber sufrido por amor tantas veces que ya no se pueden contar. No haber entendido para dónde putas iba la vida y cuando se empezaba a entender, de un giro y PUM, otra vez uno perdido. Haber salido de casa y volado con todas las implicaciones dolorosas que eso requiere (perderse del día a día de la familia, y del 90% de los momentos especiales). Haber pasado bueno. Locamente bueno. Desenfrenadamente bueno.
Haber preferido siempre lanzarse al amor y a lo desconocido. Haber vivido sin miedo. Haber hecho muchas, muchas, demasiadas estupideces. Haberle fallado a alguien. No haberle fallado a alguien nunca. Haberme fallado a mí mismo. Haber decidido olvidar cosas que no valen la pena recordar. Recordar lo que no se debe olvidar. No haber sabido querer. Haberse endeudado hasta el día de hoy para conseguir un sueño.
haber sido libre. Valorar más Las experiencias que las cosas materiales. Haber sido la curiosa mezcla de responsable con irresponsable. Haber entendido mis raíces pero nunca atarme a ellas. Haber comprendido que escribir me libera, pero sobre todo, entrega alas y libertad a quien me lee. Haberme atrevido a escribir sin importar que algunos se sonrojen o que los manes se espanten o piensen que soy un despropósito.
No haber entendido nada y actuar a pesar de ellos. Haber entendido que en mi mente están mis alas y vivir sin prejuicios me hace volar más alto. Haber caminado con paso firme siempre a lo que quise, y haber caminado en círculos sin saber cómo salir de ahí. Acertadamente haber hecho lo que me ha dado la deliciosa gana de hacer. Arriesgarme siempre. Soñar alto. Sentir intensamente. Perder mayormente. Ganar bonito. Cicatrizar lento. No olvidar por convicción. Olvidar por ideología. Beber porque ajá. Beber cada vez menos, porque ajá.
Llegué a ese punto, a este delicioso punto y ojalá, todos, hagan lo que tengan que hacer, mal y bien, en las medidas exactas, para que cuando lleguen, puedan sonreír como yo y auto decirse:
JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA! Valió la pena.
Mr. Christobal
lunes, 20 de junio de 2016
Hola Mr. Christobal
Hola Mr. Christobal
Querido Mr. Christobal, últimamente he estado pensando en ti más de la cuenta. No te saco de mi cabeza. Puedo sentir que no todo está saliendo como querías y estás, una vez más, confundido de la vida. Sin embargo, estoy tan orgullosa de todo lo que has logrado dentro de ti, que también, hasta aquí, puedo sentir tu tranquilidad.
Me gusta saber que saber que no conocer el rumbo de tu vida se volvió algo natural. Me alegra, en serio, que finalmente hayas decidido soltar la idea caprichosa de que las cosas son como tú sueñas que sean; como las habías construido en tu mente, con pincel, castillos, corazones, mucho azul y mucho cuidado.Aplaudo, que después de tantas caídas y de demostrarte yo, a las malas, que no era lo que tus caprichos querían sino lo que yo tenía planeado y creía realmente conveniente, es lo que sucede. ¡Por fin! te das la oportunidad de fluir, confiar, moverte más rápido, aceptando, creyendo, soltando, porque todo lo que va a ser, en potencial, ya es. Soltar para recibir.
Estoy muy orgullosa porque gracias al poder divino de los corazones rojos y los ángeles de todos los cielos, entendiste que cada prueba que te he puesto, las has superado con creces sólo para llegar a un lugar mejor del que soñaste. Ya era hora que entendieras que cualquier cosa que se te quita -lugares, personas, trabajos, relaciones- es porque cumplió su misión en tu vida y no la necesitas más. Ya te dio la lección que te tenía que dar, ya tuviste tu aprendizaje, ya estás listo para algo más. No se te quita nada, no se te mueve nada, si no estás preparado para el siguiente paso. Así como te seguiré dando otras cosas hartas hasta que aprendas.
Bueno, aceptemos que este fue otro año lleno de aprendizajes para ti, ¿no?, ya sé que te preguntas que cuántos aprendizajes más a las malas, pero bien que gozas en medio de tantas caídas. Y por eso también te felicito. Que bien que no te quedas tirado lamentándote sino que bailas las derrotas y le sonríes con gracia y sin miedo a las nuevas oportunidades. Y me gusta ver cómo analizas ahora cada situación, la desmenuzas para entenderla, entenderte, aprender y seguir. Ya no más de "pasó porque tenía que pasar", sin trascendencia y aprendizaje real.
Este año te siento diferente. Mucho más analítico y profundo. Mucho más seguro y consciente de la vida y de ti mismo. Dos palmaditas en la espalda para ti por haber entendido que lo que piensen de ti no es tu problema y que eso, no debe ponerte a dudar de ti mismo, de tu talento ni opacar tu luz. Siempre habrá detractores, pero saber manejar esas energías y que sigan su camino por donde llegan sin alojarlas en tu corazón, es lo que importa de verdad.
Vaya que lo entendiste tarde. Todo hubiera sido más fácil si hubieras caído en cuenta hace diez años, pero bueno, Mr., más vale tarde que nunca. Así que aprovecha saber que tu centro es tuyo, que eres lo que tienes, con cosas bonitas y trabajando por hacer más bonitas las que no son del todo bonitas porque los juicios de los demás son tan subjetivos como el amor mismo.
Y de eso si sabes, ¿no?, de amor. Bueno, no, aceptémoslo. No tienes ni la más perra idea. Pero por lo menos veo que entendiste que eres tí quién escoge a quién querer y que no cualquier amor te sirve. Por eso tu cautela para escoger, aunque es tanto que la confundo con miedo a elegir mal (otra vez). Pero tú no eres un man de miedos, así que quiero creer que estás alcanzando una madurez emocional en la que tienes claro cuánto dar de ti a los que se acerquen. Y pues nada, no ha llegado nadie que creas merece el universo furioso de amor que llevas dentro. Y me encanta que no andes por ahí regalándolo.
Pero también tienes miedo. Acéptalo. Elegir mal te llena de pánico, sobre todo en este año que se te dio por aprender que todos los que se te acercan son un espejo y ahora desde los otros, te analizas a ti mismo. Me da risa verte analizar qué tienes tú de esa persona que te fastidia tanto. O por qué eso o lo otro de alguien cercano te jode tanto. Pero me da mucho gusto cuando lo encuentras. Me gusta verte entendiendo el mundo desde ti mismo y no desde los que te rodean. Empoderado de ti. Buscando respuestas, acciones, decisiones dentro y ya no más desde afuera.
Me alegro que te hagas cargo de ti. Que le hayas quitado la responsabilidad a cualquiera de tus alegrías y tristezas. De tus días buenos o malos. De tu vida. Carajo, ya era hora que entendieras que todo está en ti y en el sentido que le des a cada situación. Que puedes hacer un drama gigante, o si te da la gana lo puedes minimizar, resolver y seguir. Que todo está en el sentido que tú le das. Carita feliz para ti, Mr. Christobal.
Que ninguna comparación es válida. Tú tienes lo que tienes y eres lo que eres y que las cualidades o defectos de otra u otro, a ti no te suman ni te restan. Tú eres todo ese orden y todo ese bonito caos, único y sin comparación y ¡qué gusto me da verte más libre! entendiendo que los aciertos, derrotas, cualidades, defectos, belleza, de otros, no tienen nada que ver contigo. Eres único, auténtico, libre y que al saberlo sabes que no tienes que complacer a otros más que cuidarte a ti para poder darte completo como eres.
Debo aceptar que me gustó mucho, demasiado, verte en esa situación en la que el miedo no te dejaba dormir. Aunque no lo veías bonito, yo sí. Era como si cada día estuvieras cayendo, cayendo, y tenías esa alma loca en vilo. Pero no te paralizaste sino que te moviste con mayor destreza y sacaste esa fuerza escondida que tienes que te lleva a reivindicarte, y creo que lo hiciste, te reivindicaste después de esa situación. Otra vez. Bonito.Te replanteaste a ti mismo y a tus capacidades. Cuestionaste tus límites y diste más de lo que imaginaste podías dar. ¡Bravo!
Oye!, y hablemos de la oscuridad. Sí, de la tuya. La conociste este año. Supiste que está en ti, y es igual de valiosa a la luz, pero nunca habías entendido su existencia y ni la habías aceptado y abrazado. Es bonita también, ¿no?, sobre todo porque te muestra tu otra cara y te permite aprender a moverte desde otros sentimientos. Te sacaron bastante tu oscuridad este año, ¡JAJAJAJAJAJAJA!, ¡Qué bueno! Lo manejaste bien yfue un acercamiento rotundo a ti mismo y lo más bonito es que se lo agradeces a esa gente, te mostraron eso que tenías que trabajar dentro. Awww!
Y por último, deja de andar jodiendo y busca la forma de hacer eso que tanto quieres, cree en ti, no jodás pues.
Besos, y recuerda siempre que todo, absolutamente todo va a estar bien porque en todo hay una misión divina.
Con cariño, La vida (Tu vida).
viernes, 10 de junio de 2016
Extrañar es el costo que tienen los buenos momentos
Extrañar es el costo que tienen los buenos momentos
Al abrir los ojos esta mañana, después de la conversación cruda de ayer, aunque ya hace casi dos meses hubiéramos terminado, cayó sobre mi pecho, alma y corazón, el peso de tu despedida. Qué sensación más rara, pensé. El vacío me hacía sentir que algo pesaba tanto, que no me permitía respirar ni moverme con ligereza. Agarré el iPad con la noble esperanza de que fuera muy tarde y así no tener todo el día por delante para sentir lo que estaba sintiendo. Pero eran las seis de la mañana. El día y el malestar emocional apenas se abrían en mí.
Rectifiqué y todavía no me habías escrito con todas las formalidades, agradecimiento y parafernalias de lo que se suelta con amor. Ya escribirá, pensé, ojalá no lo haga, no es necesario, pero lo hará. Si bien todo el tiempo tuve conciencia de nuestra carrera contra el reloj, de nuestra fecha de vencimiento y de la poca amable sensación de pérdida que se me vendría encima (más que de ganancia por todo lo que vivimos) y estaba esperando el momento de volver cada uno a su camino, nunca imaginar es tan real como sentir.
Le escribí a mi hermano y le informé que no estaba triste pero tampoco estaba feliz. Sólo estaba siendo víctima de un peso mayor que yo en el pecho. Me propuse a salir, aunque no tenía ganas de nada, para ver si el esfuerzo y el movimiento hacían más liviano ese peso en el pecho. Justo cuando llegué, escribiste. Gran güevonada, me dije. Los dos somos conscientes de lo que vivimos y sentimos, dar las gracias y ponerle un final a lo que ya habíamos dado por finalizado estaba de más. Sin embargo, con el ánimo embolatado y con la plena certeza de haber ganado más de lo que estaba perdiendo, te respondí y te solté con amor, como nunca, jamás de los jamases en mi vida, había soltado algo, ni un lugar, ni una persona, ni una situación. Sin ego, sin rabia, naturalmente con ganas de más, con preguntas, con desesperanza, pero con transparencia y con el corazón.
Te respondí: "Juan, gracias a ti. Fui descaradamente feliz. Despertaste emociones que no sabía que tenía. Me arrastraste a ser como no sabía que era. Me desafiaste la mente y el corazón. Mientras te mostraba mi vida, tú me mostrabas cosas en mí al mismo tiempo que me di permiso de abrazarme a todo eso que me gustó de ti y me enamoró. Sé que te va a ir excelente en todo. Y desde donde esté, siempre estaré pendiente y muy orgulloso de ti". Formalidades, porque lo que fue, fue mucho más dulce y alucinante que este mensaje corporativo.
Respondiste, pero cualquier cosa que viniera estaba de más, así que te mandé un abrazo y te dejé ir. Insististe con un chiste, pero ya te había soltado. No era necesario decir más, sentiste lo que sentí y sentí lo que sentiste. Fin.
Esto nunca me había pasado, pienso ahora. Pero nada de lo que pasó contigo me había pasado. Soltar con amor por lo menos no. Dejarme sentir como sentí, de pronto por allá cuando tenía como 15 años cuando Feli apareció en mi vida. Pero no estoy seguro, eso fue hace tanto que lo olvidé ya.
Hace un sol increíble hoy en Medellín, pero aun así el día está gris. Y he tratado de todas las formas de sonreír por lo que fue, pero mi mente romántica fantasea con que necesites desafiar el tiempo y la distancia por mí. Que lo quieras intentar por mí. Sentir que fue tan mágico y soy tan espectacular y diferente a todos los demás para ti que vale la pena intentar ver qué. Pero yo sé que es más que emociones y no se trata de mí, sino de la situación. Pero ya lo descubriste, soy un romántico de mierda y siempre quiero que el amor deshaga los imposibles.
Así que me hablo, me digo que fueron tres años increíbles. Que gané. Que por más que hoy sienta que perdí (a ti y a lo que fui contigo y sentí por ti), gané. Gané en confianza al amor. Gané en saberme y dejarme ser un mar de ternura. Gané en darme permiso de sentir. Gané al abrir, de par en par, mi corazón. Gané al seguir sintiendo y regalándote sentimientos muy a pesar de mi miedo. Gané al saber que fueron tres años y duele que se acabaran, pero continuaré sabiendo que fueron los tres años más apasionantes. Gané al dejarme abrazar por tu alma. Gané al creerte que te parecía espectacular y único. Gané al creerte. Gané al enfrentarme. Gané al ganarle a mi miedo, a mis inseguridades y a los conceptos errados que tenía de mí mismo. Gané teniéndote a ti. Gané dejando que me tuvieras a mí tal cual soy.
He estado con manes entregando poquitos de mí y con mucha reserva y celo. Donde me paraliza el miedo a que se fueran o a que se quedaran. Donde me mostré frío y fuerte. Donde no me dejé conocer porque no fluía esperando siempre un final prematuro. Donde siempre estuve a la defensiva y sobre todo incrédulo de ellos, de sus sentimientos, de sus piropos, de sus palabras (es más fácil no creer). Hoy, gracias a ti, descubrí que no me entregaba, y que todos ellos fueron pasos en falso que me acercaron a ti para que me trajeras a este momento de mí mismo.
Así que sí, gané. Sobre todo porque el día siguiente que te conocí y con tu sonrisa aventurera y soñadora, con tus ojos chiquitos tan lindos mirándome fijamente retando mis siempre esquivos sentimientos y con tus palabras siempre bien medidas, sensualmente moduladas y ridículamente maduras, me dijiste que te gustaba y que, pretendías salir conmigo los próximos miles de años de nuestras vidas, a lo que yo, con mi particular forma de lanzarme a cualquier aventura ligera y superficial de amor pero pocas veces seria y trascendental respondí: yo no salgo con nadie por más de cinco días.
Y ya ves, fueron los que fueron, los que finalmente se dieron, tres años reales e intensos, descarados y vivos, cómplices y arrolladores. Fueron exactamente los que tenían que ser mientras día a día asumía el costo de los buenos momentos que tuvimos: extrañarte hoy.
Mr Christobal.
Así que me hablo, me digo que fueron tres años increíbles. Que gané. Que por más que hoy sienta que perdí (a ti y a lo que fui contigo y sentí por ti), gané. Gané en confianza al amor. Gané en saberme y dejarme ser un mar de ternura. Gané en darme permiso de sentir. Gané al abrir, de par en par, mi corazón. Gané al seguir sintiendo y regalándote sentimientos muy a pesar de mi miedo. Gané al saber que fueron tres años y duele que se acabaran, pero continuaré sabiendo que fueron los tres años más apasionantes. Gané al dejarme abrazar por tu alma. Gané al creerte que te parecía espectacular y único. Gané al creerte. Gané al enfrentarme. Gané al ganarle a mi miedo, a mis inseguridades y a los conceptos errados que tenía de mí mismo. Gané teniéndote a ti. Gané dejando que me tuvieras a mí tal cual soy.
He estado con manes entregando poquitos de mí y con mucha reserva y celo. Donde me paraliza el miedo a que se fueran o a que se quedaran. Donde me mostré frío y fuerte. Donde no me dejé conocer porque no fluía esperando siempre un final prematuro. Donde siempre estuve a la defensiva y sobre todo incrédulo de ellos, de sus sentimientos, de sus piropos, de sus palabras (es más fácil no creer). Hoy, gracias a ti, descubrí que no me entregaba, y que todos ellos fueron pasos en falso que me acercaron a ti para que me trajeras a este momento de mí mismo.
Así que sí, gané. Sobre todo porque el día siguiente que te conocí y con tu sonrisa aventurera y soñadora, con tus ojos chiquitos tan lindos mirándome fijamente retando mis siempre esquivos sentimientos y con tus palabras siempre bien medidas, sensualmente moduladas y ridículamente maduras, me dijiste que te gustaba y que, pretendías salir conmigo los próximos miles de años de nuestras vidas, a lo que yo, con mi particular forma de lanzarme a cualquier aventura ligera y superficial de amor pero pocas veces seria y trascendental respondí: yo no salgo con nadie por más de cinco días.
Y ya ves, fueron los que fueron, los que finalmente se dieron, tres años reales e intensos, descarados y vivos, cómplices y arrolladores. Fueron exactamente los que tenían que ser mientras día a día asumía el costo de los buenos momentos que tuvimos: extrañarte hoy.
Mr Christobal.
viernes, 29 de abril de 2016
Certezas
Certezas
J siempre me dice que está aburrido que use tanto la palabra "certeza". Que en cualquier cosa que escribo, ahí está. Como una obligación. Como un enamoramiento eterno. Con descaro y sin vergüenza alguna de abusar de ella. Que qué tal un sinónimo o cambiar la frase u olvidarme de ella.
Pero no puedo. Porque la vida se trata de eso. De buscar y encontrar certezas. De ir por el mundo descubriendo, aprendiendo y viviendo en una eterna evolución de uno mismo. Entender qué es lo que hay que mejorar y luego, cómo hacerlo, y después afrontar el proceso y no desertar. Y en todo ese camino estar abierto y muy atento a todas las revelaciones que se van apareciendo. Y ahí, ahí es cuando llegan mis benditas, adoradas y consentidas certezas.
Y que éstas me ayudan a andar con mucha más tranquilidad y positivismo, alegría y paz por el mundo, por los laberintos de los que quiero y por las rutas de mí mismo. Me dan luces y me ayudan a acelerar el paso. Me quitan los miedos y me hacen poder ver la vida desde una posición mucho más objetiva y menos apasionada. Porque en últimas, las certezas no son más que el resultado del entendimiento emocional de caídas, errores, pruebas, ensayos, emociones y algunos dolores.
Es que son tiempos de certezas. Y éstas van mucho más allá de entender algo. Es saber, estar seguro, sin espacio a dudas, de algo, como por ejemplo, que todo va a estar bien. Siempre y aunque no parezca. Es creerlo y por eso, relajarse en el proceso y disfrutarlo. Es ir por la vida sabiendo que por más gris que todo parezca, luego el mundo se llena de colores. Fluorescentes.
Es saber que nadie llega en vano a nuestras vidas. Que todas las personas que se nos acercan son un espejo que refleja lo que somos. Por eso se raya y nos choca cuando algo de ellos no nos gusta, porque justo nos lo están mandando para que veamos cómo eso lo llevamos dentro y no nos deja avanzar. Igual lo bueno. Porque todos son maestros que vienen a mostrarnos lo que no podemos ver. Po reso, ir contra otros, es ir contra nosotros mismos.
Que el mundo es un lugar amigable y que por cada persona que nos quiere dañar el camino, hay veinticinco con el alma dispuesta y feliz por darnos una mano para ayudarnos a escalar. Que todos tenemos tiempos diferentes de aprendizaje y que por más que queramos acelerar el de los que queremos, hay que esperarlos, pacientes, al lado y con amor. Que siempre vale la pena dejar el miedo, coger los corotos e irse a cumplir eso que tanto tiempo hemos cargado en el corazón. Que la vida premia a los valientes y la gente los quiere, los admira y los ayuda. Y los valientes, por valientes, se quieren mucho más a ellos mismos.
Que no hay necesidad de estar en ningún lugar donde la felicidad plena no sea la protagonista porque la vida cambia en un segundo y es una verdadera pérdida de tiempo y de uno mismo no ser feliz ni trabajar por serlo. Que uno debe estar con la gente que lo hace sentir realizado, que le ayuda a construir y los complementa. Y que ya no estamos para estar por estar.
Que el miedo existe y es enorme y muy ingrato. Que nos paraliza y no nos deja avanzar. Que nos jode y nos estanca. Pero que, aunque a veces no las veamos, todos tenemos unas agallas poderosas adentro, que hay que sacar y seguir adelante a pesar de éste. Porque todos tenemos miedo, la diferencia es los que se dejan o no, de él.
Que los desamores son aprendizajes. Que se trata de vivir intensamiente para tener un pasado satisfecho y emocionante en historias. Que el amor va a llegar, en el momento que tenga que ser. Que la familia es el lugar más seguro del mundo y los amigos son la escuela más divertida de todas por las que tenemos que pasar.
Que el corazón habla y hay que escucharlo porque siempre tiene razón. Que críticas siempre van a haber y por eso está en uno dejarlas seguir derecho sin que entren al corazón. Porque lo que piensen los otros de nosotros, no lo hace real. Que no hay que resistirse a los cambios porque no son pérdida, sino oportunidades para nuevos y mejores oportunidades. Que uno crea las oportunidades. Y trabaja por ellas.
Que no dudemos en despilfarrar amor a donde lleguemos porque mucho amor, nunca es mucho amor. Y mil certezas nunca serán suficientes certezas. Por eso, yo sigo aprendiendo de la vida y seguiré acumulando certezas. Porque son bonitas y sí, es mi palabra favorita por los últimos días.
Sorry J, te tienen que estar doliendo los ojos con tantas "certezas".
Mr Christobal
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