domingo, 2 de marzo de 2014

Un amor de hace 55 años

Un amor de hace 55 años


Se pasa la vida haciendo chistes y estos son tan dulces que no se sabe si la gente ríe de su ternura y de su misma risa o del chiste en sí. Aunque también puede ser que ríen de las dos. La cosa es que todo el tiempo hace reír. Habla de los buenos tiempos en su Santa Bárbara del alma, cuando no había computadores y el país estaba marcado por la división entre liberales y conservadores. Todos los días rectifica los periódicos de la ciudad y los paisajes que quedan al rededor de su casa, vigila a sus nietos, nos pide que le mostremos fotos en nuestros computadores, celulares y demás y siempre, siempre, sonriendo está cuidándola, a Ella, a su vieja.

Ella en cambio, con su delicadeza y bondad se pasa la vida alertando a la gente de que lo que Él está diciendo son chistes. Y se ríe, y alarmada como si nunca nadie supiera que son chistes dice "mentira, mentira", lo regaña, lo mira y con la dulzura del mundo remata "viejo pendejo".

La otra mitad de su vida, ella la divide una parte en rezar. Por cuatro de sus hijos que se fueron antes de tiempo de su lado y le dejaron por siempre el alma de luto. Por su hija que se quedó. Porque nadie de la familia se quede solterón. Por la paz mundial. Porque sí. Por sus nietos que los contempla con cada acción. Porque además y porque también. Y la otra mitad de la mitad de su vida, la gasta en hacerlos felices a todos con las comidas deliciosas que prepara, viendo a medias telenovelas.

Se conocieron hace como 60 años, pero se casaron hace 55, con 2 meses y 2 días. Paisas hasta la médula, tuvieron cinco hijos, tienen como 15 nietos (mal contados) y ningún bisnieto a su haber. Cada ocho días van a misa de 10, creo que jamás los he visto separados, se mueren, lentamente el uno por el otro, caminan despacito, viven los dos en una casa casi tan grande como su amor y nada, son mis abuelos. Octavio y Judith, La Vieja, como le dice Él.

Cuando se conocieron, Ella, no podía tener más de 16 años. Me cuenta que era esa época donde a las niñas las mantenían ocupadas cosiendo, cocinando y de arriba pa'bajo con los quehaceres del hogar "para que no tuvieran malos pensamientos". Mi bisabuela hacía énfasis en entrenarlas para ser 'mujeres de la casa', para que supieran hacer, ya que sabiendo esto, podrían mandar. No salía de su hogar sino para ir al colegio, a misa y a hacer mercado.

Pero ese día, porque el amor siempre busca su rumbo, como un milagro divino, le dieron permiso para ir al bazar del barrio aledaño. Salió de su casa, alcahueteada por una amiga de su clase de mecanografía, hacia donde sería el agasajo. En cuanto llegó, Él la miró, y durante todo el bazar se quedó cerca a su lado y según Ella, desde ese instante, él quedó flechado.

En el famoso bazar había música y baile. Así que Él no dudó, por supuesto, en sacarla a bailar. Sin embargo, como Ella jamás había salido de su casa, no tenía idea de cómo se hacía eso. Así que tímida le dijo que no. Cuando ella se fue camino a su casa y se despidió de su amiga, Él la alcanzó y la llevó sana hasta su casa. Hablaron, bobadas, porque a esa edad uno sólo habla bobadas y se rieron, y se gustaron.

Él, buen tipo, alegre, mamagallista innato, tendría no más de 20 años. Ya trabajaba y desde entonces empezó a pretenderla. Le mandaba razones. A veces intercambiaban papelitos. Aparecía los sábados en el mercado y un domingo sí y el otro no, iba hasta su casa, para evitar que a ella la regañaran tanto sus papás.

Cada que Él aparecía a ella "el corazón le palpitaba" sí, ahí, entre charlas breves, caminatas cortas en el mercado, coqueteos inocentes, entre frutas y verduras y sin roce alguno. "Ni agarrada de mano, mijito".

Pasado un tiempo, ellos tuvieron una discusión y su amor terminó, y pensaron que era definitivo, Ella tuvo otro novio por un año, y pasó otro año soltera con sus hermanos de gurdaespaldas. Entonces fueron dos años en los que no se vieron, ni se miraron. Pero Él volvió a aparecer y pasados pocos días Él decidió ir a hablar con Don Guillermo, el papá de Ella. Un hombre fuerte y exigente que cada vez que lo tenía en frente hacía malas caras y cuando no, le decía a Ella que "dejara de pendejiar con ese muchacho".

El bisabuelo aceptó, de mala gana claro, el cortejo. Y dijo que bueno, que las visitas tenían que ser día de por medio y a las 9pm Él, se tenía que ir. Así que en cada visita, antes de 9pm, ya estaba Don Guillermo gritando desde donde estuviera "ya van a ser las nueve". Así que Él se levantaba y salía corriendo.

Al poco tiempo de las visitas de sala, se aburrió. No Ella. No Él. Sino Don Guillermo, obvio. El suegro estaba cansado de la frecuencia de las visitas, y le mandó razón diciéndole que no, que mejor las visitas fueran cada ocho días. Que esa vaina de cuidar visitas era desgastante. Y es que claro, cada visita tenía que estar supervisada por el papá de Ella, la hermana, o cualquier pobre inocente.

Así cualquiera se aburre. Así que Él, Tito, como le digo yo, se hartó y decidió formalizar la cosa y se dirigió donde el suegro a pedir la mano de su amada, La Vieja. El bisabuelo estuvo de acuerdo pero puso una condición: "que no se le olvidara nunca que ojalá este matrimonio fuera hasta la muerte y que fuera como el de Don Eloy Vásquez, que con su esposa se amaron y se amaron, que no se separaron ni cuando se murieron porque cuando ella murió, al día siguiente él se fue detrás"

Se casaron y ella con su vestido de bodas llegó a la luna de miel "santita y purita, no ve mijo que anteriormente si encontraban que una muchacha no era señorita la devolvían a la casa"

Han vivido felices, entre tanta cosa, entre tantas diferencias que tienen. Así es como cuando el bisabuelo puso esa condición no tenía idea Él que sería capaz de cumplirla y hasta superar el bonito matrimonio del tal Eloy Vásquez que sabrá Pacha quién será.

Ya en 1963 tuvieron a su primer hijo y con el tiempo empezaron a criar a sus cinco hijos. Y aquí, unos años después, mi papá conoció a mi mamá. Pero bueno, esa es otra historia para después, historia que como ésta son la explicación más explícita que les puedo dar de por qué carajos yo soy tan romántico...

...¿Cómo no?

Mr Christobal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario