martes, 9 de abril de 2013

Aprendí

Aprendí



No podemos pasar por esta vida sin aprender que las miradas tienen colores y los amores tienen ánimos y los amigos tienen tiempos y los lugares tienen vida y la familia es eterna y los recuerdos son selectivos y las risas son mágicas y la luna es romántica y que todos nos creemos príncipes y princesas y que yo tengo un corazón. Porque es que uno va aprendiendo. Uno va aprendiendo a amar en segundos y a olvidar en jamases.

Uno va aprendiendo que más vale ahora que dejarlo para después. Así como también uno va aprendiendo que con el tiempo uno se hace más sensible y todo le duele un poquito, bastante, más; el árbol, los padres, el niño de la calle, el fracaso, el éxito, el olvido, los recuerdos, los atardeceres, la injusticia, los chocolates, el color de las sábanas, un calcetín sin par y por supuesto, los malditos amores.

Uno va aprendiendo que por más que uno intenta y haga cuentas y vuelva a intentar, uno y uno no son dos y esperamos que sea uno, pero las cuentas no nos dan. Uno aprende que no es el hombre ideal que la mamá soñó ni el de sus propios sueños, pero es un increíble hombre que va camino al hombre que siempre quiso ser. Uno aprende que las cicatrices sólo son cicatrices y las mira con orgullo y hasta llega a presumir de sus historias y se da cuenta, al mirarlas, que está listo para unas nuevas, porque hay cosas, situaciones, que valen las cicatrices.

Uno aprende que hay que creer en la magia porque el mundo tiene demasiada realidad. Así como también uno se da cuenta de que necesita espacios triviales y momentos superfluos para ser un poquito más feliz. Uno aprende que el dinero compra algunos detalles que te acercan a las risas, pero no compra amigos, ni tiempo y sin amigos y sin tiempo para disfrutarlos la vida es menos feliz.

Uno aprende que el sexo por más loco y arrebatado, al hacerlo con cualquiera pierde orgasmos, besos y el toque de magia que tiene por sí mismo. Y es que uno aprende, es que a uno le toca, a las buenas o a las malas aprender que el sexo es placentero y necesario, pero hacer el amor es otra historia de esas fantásticas. Así que uno aprende que tener sexo es cosa de grandes y si se va a hacer, hay que hacerlo bien hecho.

Uno aprende que no todo el que lo mira, lo quiere besar y aprende aun más que no todo el que lo besa lo quiere revolcar y mucho menos el que lo revuelca lo quiere amar. Es que uno aprende, a los golpes, pero uno aprende que hay amores que son como piedras que a uno le gusta tropezar y hay otros que sólo quisiéramos patear, pero son como las piedras; están ahí por alguna razón sorprendente. Uno aprende que hay amores imposibles, otros posibles que no quieren ser posibles y otros que simplemente son amores que no fueron y uno aprendió a saber que hay un amor que será.

Uno aprende que puede reclutar mejores amigos por donde va pasando y que hay unos eternos que se quedaron en el camino y otros nuevos que llegan para ser eternos. Porque uno aprende el valor de la amistad y que los tiempos y la magia y los amores y los éxitos y las felicidades y las enfermedades no son nada sin los amigos eternos, de esos que uno tiene algún par que salen con sus superpoderes y sus palabras mágicas al rescate siempre que uno los necesita.

Y es que uno aprende que hay que pasar por esta vida para aprender, porque el que aprende sabe cuál es el camino -culebrero- para ser más feliz.

Mr Christobal

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