La tercera es la vencida
Antes de ser el soltero que disfrutaba estar sin nadie fui noviero. Bastante. No había salido de una tusa cuando ya me estaba buscando a alguien que me la aliviara. Y me la aliviaban, efectivamente. Para luego volver a entusarme, pero me aliviaba, que era el propósito. Fui noviero. Quién lo pensaría. Tuve mis buenas relaciones formales. Entre tres, tres y medio y cuatro, algo así, que hasta los 23 años es bastante.
Fue chévere porque con todos descubrí un yo diferente. Un bonito novio en diferentes versiones o un yo no tan bonita pareja en otras ocasiones. El yo niño e inexperto. El yo vivo y audaz. El yo dulce hasta el empalague. El yo divertido. El yo sumiso y aburrido. El yo celoso y posesivo. El yo relajado y libre. Y todos, toditos, me sirvieron mucho, entre esas cosas para darme cuenta que todos los amores sacan cosas diferentes de uno. O por lo menos de mí.
La cosa es que fui noviero y en todos estos casos me tocaron buenos hombres. Muy buenos. Y tanto que hoy me quejo de ellos. Aunque siempre lo he reconocido, a mí me han tocado manes que me quisieron mucho. Unos más que otros, pero en general, mucho, mucho, muchísimo.
Y fue divertido también porque descubrí que el amor se presenta en diferentes formas. Uno por ejemplo se enamoró profundamente de mi incapacidad de querer. Otro de su afán de que yo me enamorara aun si sabía que yo lo iba a querer, pero nunca me iba a enamorar. Otro se encaprichó con mi ternura. Hubo algún loco, que se enloqueció con mi locura y fuimos dos locos, pero no precisamente geniales. Otro que estuvo y vive seducido por mi pasión. Y no faltó el que se enamoró de la versión de mí que él construyó a su gusto y a su acomodo.
Y yo los quise. A todos los quise. A mi manera, pero los quise. Por todos lloré y pataleé. Con la mayoría pensé que eran los grandes amores de mi vida y mi mundo se iba a acabar cuando se largaron -todos se han largado-. A casi todos hice reír y llorar y bueno, también de casi todos tengo un buen recuerdo, casi, ojo, casi.
La cosa es que ahora miro para atrás y creo que solamente me enamorado realmente, profundamente, -y ya mirando con tanta distancia-, sensatamente, dos veces y media. Y con todos juré que eran los hombres de mi vida. Y que nunca habría cosa igual. Pero la verdad es que sólo me he enamorado dos veces y media y una de esas veces mi amor fue dirigido a un tipo que nunca fue mi novio. Muy poquitas veces para tantos amores. ¿No?
Pues sí. Muy poquitos. Porque en este listado de amores formales no estoy contando aquellos con los que estuve algún sin tiempo sin elevar a la categoría de novios. Y esos son algunos cuanticos. Lo que sí es cierto es que aprendí a que cada amor se quiere de una forma diferente y como yo soy querendón los quiero, pero no con todo mi corazón.
Tuve al que quise porque era el hombre ideal, pero no el perfecto para mí. Al que le entregué mi tiempo porque me quería con su alma, enterita. Al que nos entendíamos perfecto en la cama. Al que quise sólo por ser mi primer amor en serio. O como el que tuve por demostrarme a mí mismo que podía ser buen novio. O al que le entregué el alma por su indiferencia y como reto propio me puse el de ganarme la suya. Hay distintos amores. Egos. Caprichos. Pero amor de amores así de amor...
Pocos, pocos, pocos.
Pero de algo tenían que servir tantos amores que tanto amor me dieron. Como para que yo entendiera que puedo querer, y puedo ser lindo, y puedo ser consentido, y puedo ser lo que quiera, y que me pueden querer, con todo lo que se puede querer a alguien, pero este corazón, este corazón la tercera vez que se enamore, será en serio, de purita verdad y eso, eso es tan complicado que si llega a pasar, será para siempre. ¿Okey? (Perdón, creo que ya me pasó, pero después les cuento, déjenme vivirlo).
Hagamos recuento: entre tres, tres y medio y cuatro novios formales, algunos novios y demás, dos y media veces enamorado y como dicen por ahí, la tercera es la vencida, así que recen para que así sea y me dure para siempre.
Hagamos recuento: entre tres, tres y medio y cuatro novios formales, algunos novios y demás, dos y media veces enamorado y como dicen por ahí, la tercera es la vencida, así que recen para que así sea y me dure para siempre.
Mr Christobal
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