martes, 31 de diciembre de 2013

Yo no pido mucho

Yo no pido mucho

Un súper trabajo. Qué más que me paguen bien, me pueda divertir. Viajar. Aprender. Conocer gente. Hacer cosas diferentes. En el que tenga proyección. Que sea intenso. Con un jefe a quien le pueda aprender demasiado. Que me quiera. Con gente interesante alrededor. Donde haya risas y que pueda trabajar mucho mucho, pero chévere chévere. Donde sea muy útil y el conocimiento llegue por todas partes. Donde los días buenos alumbren mi vida y yo pueda alumbrar los de los otros. Que haya pasión y se trabaje con el corazón. Y por eso haya resultados. Increíbles.

Obviamente salud para poder disfrutar del trabajo. Y de los lugares por conocer. Para poder tener fuerzas para grandes rumbas y días de desorden. Energías para ir y venir, subir y bajar como me pegue la gana. Alegría infinita para que las almas a mi alrededor sonrían y pasen un buen rato. Salud para tener fuerza donde llego y para ser un ventarrón al alcanzar lo que quiero. El corazón llenito de amor para poder dar sin importar recibirlo. Irradiar paz, amor y sonrisas.

La familia cerca, sana y unida. Para tener un motor. Un lugar. Un centro. Para encontrarme cuando me pierdo. Para encontrar el apoyo y el amor que necesito para lograr lo que quiero lograr. Mi familia ahí, como el país de mi mundo a donde llego para arrancar por lo alto y llego a aterrizar como una papaya.

Una ciudad por descubrir. Donde lo nuevo me seduzca. Donde las novedades me arrastren. Olores, sabores y colores jamás vistos. Gente absolutamente distinta. Un círculo social por investigar. Bares por conquistar. Planes desconocidos. Fotos por tomar. Pisadas que dejen huella, en mí.

Amigos. Los mismos de toda la vida. Los incondicionales y buenos. Los recientes, entrañables e irremplazables. Y unos nuevos, locos. Fiesteros. Alcahuetas. Pacientes. Amorosos y más fiesteros. Para que se unan a mí y me acompañen en el nuevo camino. Para los domingos y días de tusas. Días felices. Días especiales. Para celebrar. Brindar, reclamar y maldecir a los hombres.

Pagar deudas. Aprender italiano. Ir a México y a otro país donde mi Él quiera ir. No engordarme -más-. Qué el blog crezca. Ver más a mis primos. Sacar sonrisas. Ilusionarme menos con los que no me tengo que ilusionar y no ilusionar a los que no me ilusionan. No dejar de tuitear con el alma. Dejarme olvidar de él. Hacerme la hidro. Leer más.

Desarrollar la paciencia que me falta. Demasiada. Tolerancia, igual. Seguridad, a veces. Creatividad en abundancia. Perdón. Fe. Cerrar ciclos. Más cine. Ahorrar para volver a irme del país. Gozarme el matrimonio de algún amigo o amiga. Más historias para tener más cosas que contar.

Que mi Él siga siendo tan fabuloso y me siga llevando al cielo cada que me dice que soy suyo. Que siga siendo suyo, muy suyo, hasta la médula. Que su sonrisa siga siendo mía y mis sueños lo contengan a él hasta el infinito. Que seamos felices un año más. Y el resto de los años. Que me haga sentir todavía como su príncipe del cuento.

En fin, puedo querer cosas comunes para mí 2014. Nada fuera de lo que cualquier otra persona quisiera. Y lo pediría e iría por eso. Pero no. Esta vez, este año, yo sólo quiero vida y amor, porque lo demás llega. O lo hago llegar.

Lo complicado es la vida, obvio, y el amor, peor.

Así que para este 2014, vida y amor, porfi, that's it.

Mr Christobal

viernes, 20 de diciembre de 2013

De mí, para ustedes

De mí, para ustedes


Cada vez que se acerca el fin de año, me entra una melancolía tristona. Miro para atrás y se me vienen a la cabeza momentos de alegría. Mi memoria selectiva se olvida de los momentos hartos -que afortunadamente no pueden faltar- y me quedo con los bellos. Así que sólo me veo a mí mismo riendo, rodeado de gente maravillosa, lugares absurdos, fiestas felices y aquella coquetería que valió tanto la pena que aun lo conservo y me trata como su príncipe.

Pero me lleno de un sin sabor porque el fin de año es la señal más rotunda para mostrar que todo acabó. Y que hay un nuevo comienzo. Yo sólo tengo en mi alma pensamientos bonitos del 2013. Divinos, de hecho. Y me genera ansiedad saber que existe la posibilidad, gigante, que el 2014 no sea igual de increíble. Y me da terror. Sin embargo, tengo la fortuna de ser una alma esperanzadora, y estas fechas, entre melancolía y ansiedad, también están llenas de ilusión y positivismo. Y yo soy así. Romántico optimista ilusionado que cree en la vida.

Y como soy así, camino entre mis incertidumbres y sonrío con la certeza que el próximo año será mejor. Y por eso, sólo me queda desearle, a ustedes, un 2014 increíble como el mío que acaba de pasar.

Que sueñen con todo el corazón un sueño, dulce y lejano. Que trabajen por él. Fracasen. Sigan trabajando y lo alcancen. Luego, que tengan la sensación de plenitud existencial por poder estar en el lugar y en el momento indicado.

Les deseo que conozcan nuevos amigos. Nuevos que se quedarán para siempre. De los entrañables. Que los llenen de incondicionalidad. Y amor. Del verdadero. Que los hagan reevaluar sus amistades pasadas y con eso, desechar los que realmente no sirven y abrazar y mejorar las que sí.

Espero que puedan ir a lugares que los dejen sin aliento. Que no sepan a dónde mirar, que todo lo quieran tocar y retratar, que todo les dé ganas de probar, oler y disfrutar. Que se sientan privilegiados por poder estar ahí y se dejen seducir por la magia que tienen.

Ojalá en 2014 olviden aquel nombre inolvidable. No ahorren en sonrisas, ni amor. Se deshagan de los nuncas. Desafíen los jamases. Perdonen lo imperdonable. Crean en ustedes y su capacidad de transformarse y lograr grandes cosas. No le tengan miedo a lo nuevo. Tengan un confidente. Dejen un vicio. Encuentren una ilusión. Agradezcan más. Esquiven las rutinas. Crean en algo. Y vayan por la vida dejando el alma en cada paso.

Ojalá en este año que se nos viene tengan unos amigos con los que compartan ropa, fiestas y helados y brownies y chocoramos los domingos. Algunos amores divertidos pero fracasados que les dejen claro lo que no quieren para sus vidas. Otro amor, también fracasado que les muestre algo más cerca de lo que quieren. Así como también una soledad valorada, bien llevada y selectiva.

Les deseo una mala amiga, muy mala y bien mierda, para que aprendan a desconfiar y ser más cautelosos. Un amor que los destruya para que se sepan vivos y ya superado, indestructibles. Les deseo días malos, grises y sin esperanza para que rectifiquen que la luz siempre sale y que es decisión de uno salir, disfrutar del sol y sonreír. Ojalá un amor los rechace para que no se crean irrechazables, y sepan que unas veces gustamos y otras no. Pueda ser que un amor los endiose. Los ponga en un altar. Y no les guste. Para que no se les olvide que sí hay gente que moriría por uno, pero uno tiene que esperar a que llegue el que muera por uno y uno muera por él.

Ojalá tengan días donde se sientan los más papacitos y las más mamacitas de tod@s. Y otro donde no, para que recuerden lo rico que es sentirse papacitos y mamacitas y esforzarse por serlo. Les deseo idear por ejecutar. Ambiciones para lograr. Un corazón sano. Libertad propia para decir y hacer lo que les nace. Que se llenen de paciencia para que sepan esperar lo que les conviene y dejen pasar lo que no. Que logren orgullecer a sus papás y así orgullecerse de orgullecer a sus papás.

Espero que tengan un hobbie y una pasión que desarrollen con locura y los acerque aun más a la existencia y los aleje de tanto mundo. Un día de no hacer nada. Días eterno. Un lugar donde se sientan en casa, pero no sea su casa. Un amor de fin de semana que les alborote la vida. Una celebración en donde la gente salga a las calles con banderas (no de fútbol) y felicidad en las miradas. Momentos de helado y chocoramos. De compras. De playa. Días buenos y días malos.

Que tengan con quien brindar las alegrías y ahogar en el alcohol las tristezas. Que extrañen con el alma a su familia. Que los recuerdos dejen de doler. Que las alegrías sean más alegres y los dolores también. Que ganen algunas batallas y pierdan otras.

La cosa es que les deseo un 2014 vivo, muy vivo.

Mr Christobal

jueves, 19 de diciembre de 2013

Habrá que aprender

Habrá que aprender

En el 2013 no aprendí que la vida es más complicada de lo que yo siempre creo. Y no entendí por qué hay gente que no es feliz. Tampoco pude aprender que hay amores que se acaban y no pude entender por qué hay otros que se niegan a morir. No aprendí a que mis ex amores ya no son míos, ni me dejé ser de alguien.

No aprendí a no ilusionarme. Ni a no creer en el amor. Ni a no esperar nada. Ni a no enamorarme en segundos. Ni a no idealizarlos. Ni a no ser indiferente. Tampoco logré no entregar mi corazón. Ni a que no se trata sólo de mí. Ni pude descifrar eso de que la vida supuestamente me está guardado muchas cosas buenas y por eso debo ser paciente. Ah, y con lo de que el problema es de ellos, ni hablar.

No aprendí a controlar mis emociones. Ni tampoco a manejar las decepciones. Ni a medirme en cosas del corazón. Ni a no llorar de rabia. Ni a no esperar que la vida sucumba a mis caprichos. No supe dar cuando que dar y a no hacerlo cuando no. Y mucho menos aprendí a no encontrar esperanza donde no la hay.

No supe cómo hacer dieta, ni logré tomar el hábito del ejercicio. Tampoco aprendí que el chocoramo no es la solución para todos mis problemas. Ni que las amistades tienes picos y bajas normales. No pude, claro que no, con eso de que cada vez son menos mis amigos -de esos que son para siempre- y que muchos no están para uno cuando uno siempre ha estado.

No logré aprender que el Pop no es el mejor género musical y que mis demonios casi siempre son más fuertes que yo. No aprendí que mis ex's tienen derecho a olvidarme y que al estar próximo a cumplir veinticinco no estoy viejo. Tampoco pude con el hecho de ser cuidadoso y ordenado. No descifré ni acepté por qué si cada año se pone más bueno que el anterior se tiene que pasar más rápido que todos.

No pude con la nociva manía de hacerme daño, autosabotearme y encontrar vicios. No aprendí que dejar el alma en las risas de los demás es la salida alegre y fácil, pero no definitiva a la desesperanza. Ni que las relaciones cortas duelen más y me dejan exhausto, roto y con pedazos de mi corazón regados en partes que nunca recuperaré.

No aprendí tampoco a cocinar de todo ni a tender la cama perfectamente. Tampoco logré controlar mis ganas de querer una nueva pinta cada fin de semana y de encontrarlo a él en canciones. No supe cómo hacer para no querer todo ya y lograr el camino a la paciencia. No aprendí, aunque ni me interesó, dejar de soñar, buscar y encontrar mis sueños.

Obviamente no pude aprender que puedo vivir sin él, pero tampoco lo quiero aprender ahora. Ni a dejar de criticar. Ni que ya estoy muy grande para que me gusten las cositas de Mickey Mouse. Ni que de verdad hay gente mala. No aprendí a querer los perros, ni a rezar, ni a amar del todo. No aprendí a hacer maleta, ni a recordar no dejar el cepillo de dientes incluso cuando desocupo un apartamento, ni a no esperar que sea un príncipe todo el tiempo conmigo.

ya sé que todavía tengo mucho, de todo, por aprender en el 2014. Pero lo que si logré aprender es que está en mis manos ser feliz. Así que aprendí lo fundamental: hacerme pacito y hacerme la vida feliz. Muy feliz. Buen comienzo ¿no?

Mr Christobal