sábado, 19 de octubre de 2013

Es que no te quiero hacer daño

Es que no te quiero hacer daño


¿No Soy suficiente para ti?

Para mí, una de las formas más sexys de coquetear es el intercambio de miradas profundas y sugestivas que no dicen nada, mientras lo dicen todo. Así empezaron ellos. Miradita por aquí, miradita por allá. Luego miradita con sonrisa tímida y al pasar un par de días, miradita y sonrisita atrevida. Qué divertido! no había pasado nada y ya era emocionante.

Ya que él parecía muy cómodo y complacido con el juego de las miradas, pero ella no, lo abordó. Hablaron de nada, lo que hizo que la situación fuera más interesante aun. Así pasaron algunos días, teniendo profundas e irresistibles conversaciones de nada, hasta que finalmente, el chico la invitó a salir. Ella, que esperaba desde hacía días, no se fue con rodeos y claramente aceptó.

Más lindos, empezaron a salir. Se entendían en chistes, en conversaciones, en coquetería, en besos y en todo lo que una buena pareja se debe entender, pero bueno, ya se sabía; si dos humanos se entienden sólo con mirarse y mirándose se alborotan lo que se debe alborotar, ya es anunciado que se entenderán en lo que hay que entenderse. Todo iba bien, de hecho, todo iba súper bien. De repente la miró y le dijo: "Es que no te quiero hacer daño". Y así, sin más, se perdió.

Me ha pasado, de hecho puedo variar las finales: de un día para otro y así, sin más, se perdió, o  ¿se perdieron? sin decir ni siquiera "te odio". A uno lo volví a ver una vez y vaso le meto una patada voladora, y el otro debí habérmelo inventado todo porque más nunca supe de él. También pasó que había mucha química y el mequetrefe no me besó y otro que me besó pero no me... no me... no me aprovechó.

Diferente mismísima historia. ¿No le quieren hacer daño a uno o no se quieren hacer daño ellos? ¿Cómo diablos saben que nos van a hacer daño? No nos subestimen, nos sabemos cuidar y sepan bien todos, que a los que nos hacen daño también podemos hacer daño. Y que a la mayoría de nosotros ya nos lo hicieron, así que ¿qué más da? ¿qué hay para perder? ¿Un, otro, corazón partido? Ya sabemos que ese -el corazón- se parte, sólo para volver a hacerse de una pieza. Y si nosotros estamos dispuesto a asumirlo, no asuman nada por nosotros. Porque tal vez eso no pase y si sí, pues habrá valido la pena y ya veremos cómo lo sanamos.

Aprendí luego del mismo corazón partido varias veces, (entre esas las desapariciones injustas y cobardes sin explicación que nunca se atrevieron a darme una oportunidad) que cuando a uno le gusta alguien en serio y la atracción es de esas que uno no ve con frecuencia, uno se mete de cabeza. Los 'peros' los diluimos en cada beso. ¿O no?

Si el sapo tiene potencial de príncipe lo beso hasta que se vuelve príncipe y luego ya veremos... Es que especímenes a quienes quiera dejar entrar a mi corazón y a mi cama, no se ven con frecuencia, por eso a ese que por fin apareció, cumple los requisitos y me hace sentir deli, pienso que hay que disfrutarlo y atraparlo, sin pensar qué va a pasar mañana o en cien años porque nada de eso es certero y porque realmente cada día son menos y menos los especímenes que nos ponen a ver estrellitas y corazoncitos. Si es un éxito, aleluya, si es un fracaso, nadie nos quitará los baila'o.

Por lo tanto para mí, esos que no les gusta el compromiso, que los intimidamos, que acaban de salir de una relación, que está en un mal momento, que les da miedo, que "Es que no te quiero hacer daño" y todas las demás que van a decir son sólo alguna engañifa de algún cobarde que no tuvo nada mejor que inventarse. Y los que se desaparecen sin decir nada, pues no tuvieron nada que inventarse. Sencillo: todo esto son traducciones a 'no gustamos lo suficiente'. Pero chicos y chicas, esas excusillas ya no van en este siglo; nosotros, los de los corazones rotos y remendados una y otra vez, preferimos que nos digan la verdad. Así que no maten a los tigres con miraditas y coqueteos, para luego salir corriendo asustado con los besos o con el cuero, literal.

Mr Christobal

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