No soy bueno para muchas cosas...
A pesar que soy bueno para algunas cosas como para bailar con el sentimiento en las caderas hasta el amanecer o sacarle sonrisas en el alma a la gente o hacer pataletas de adolescente rebelde o para inventarme vídeos hollywoodenses de los tipos y ponerme los tennis, no soy bueno en el resto de cosas ni sé mucho de otras.
Por ejemplo, no sé hacerme responsable de mí mismo aun del todo. Me cuesta sumar, restar y me embolato cuando alguien me da una devuelta porque los números son un agujero negro para mí. No sé planchar bien ni me interesa saber. No sé tender las sábanas o sea, si sé, pero me queda horrible y sin gracia y con muchas arrugas, así que digamos que no sé.
No sé hacer dibujitos lindos y ya ni me salen las manualidades y además mi letra ha cambiado y ahora es tan abstracta como la de un médico general. No sé cómo hacer para no aburrirme de los tipos, tampoco sé rezar el Rosario y no tengo idea alguna de cómo durar toda una rumba peinado, bien puesto y sin hacer el ridículo.
No sé de música elegante porque crecí con música pa'planchar, salsa, vallenato y las divas que tanto amo, así como tampoco sabría cómo preparar un sancocho o unos fríjoles y no me acuerdo de cuál es la capital de Uzbequistán, ni la de todo esos "Tans". Quisiera aprender porque no sé cómo utilizar una corbata y sobrevivir más de dos horas con ella.
No sé jugar tennis, ni tampoco sé prestar atención por más de una hora sin mirar el celular. no tengo idea de cómo perderle el miedo a los carbohidratos. No sé por qué tengo más de 100 seguidores en Twitter y nunca conseguí un amor por allí y no entiendo cómo hace mi mamá para aguantarse a mi hermano de 25 años sin que sepa hacer nada cuando está cerca de ella.
Definitivamente no sé cantar ni cómo no ser imprudente. No sé nada de Isaac Newton y no sé cómo empezar a leer El Quijote. Todavía no sé qué me voy a poner para el viernes que llego a Medellín y no tengo pista alguna de usar Excel.
No sé si creer en el amor es de realistas o de optimistas, pero creo, no sé cómo vivir sin el chocoramo y obvio no sé qué diablos sería de mí si mis amigos no salieran corriendo cada vez que me entra una crisis existencial romántica.
No sé qué voy a hacer cuando sea grande, ni para qué país me quiero ir a vivir en tres años, ni qué ejercicio empezar a hacer, ni por qué cada vez me vuelvo más sensible. No sé por qué me gusta escribir ni por qué les estoy contando tanto de mi ignorancia, debe ser para decir que desde hace un par de meses llegó a mí como una revelación una gran certeza, una verdad, o algo que sí sé con seguridad, claridad y convicción:
Estoy enamorado de él. Enamorado de verdad.
Mr Christobal
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