martes, 21 de mayo de 2013

La verdad es que de ti no quiero nada

La verdad es que de ti no quiero nada


La verdad es que de ti no quiero nada. No quiero flores ni regalos, ni nada. Aunque bueno, lo acepto, sí me gustaría que me trajeras chocolates sólo porque pensándolo bien de ti quiero ser ese hombre que quisieras ver riendo, a carcajadas como río yo. Ese hombre que su risa es tu risa, y con su risa despierta tu felicidad. Quiero hacerte reír de risa y hacerte reír de satisfacción y felicidad. Reír de orgullo al tenerme a tu lado y reír, con risa nerviosa, por perderme. Quiero que me quieras hacer reír y perdernos en una sola risa, la nuestra, hasta nuevo aviso. Porque creo que es una buena idea, somos una buena idea, quiero ser el niño de tu risa.
No quiero nada de ti, sólo quiero verme en tus ojos como nunca me he visto en nadie. Quiero que me mires con inocencia y con deseo. Con ternura y pasión. Con ganas de darme y arrancarme la vida. Quiero que me mires con sueños para realizar, con fuerza para levantarme de mis constantes tropezones, con ternura consentida, con complicidad y camaradería. Quiero que me mires con deseo absoluto y quiero verme deseado en tus ojos. Quiero que me mires con amor desmedido, tanto que pareciera medido. Quiero, también, verme en tus ojos como el que soy con todos y como el que soy sólo contigo. Quiero verme en tus ojos fuerte e invencible, sólo eso. Porque bueno, sí, lo acepto, quiero ser el niño de tus ojos.
No pido mucho, porque es que no quiero nada de ti, sólo quiero que salgamos de la mano, aquí y allá. En mi casa y en la tuya y en la nuestra, claro, pero de la mano. De la mano coqueteándole juntos a la vida y a los sueños, para que vean que nos disfrutamos. De la mano para que me aprietes duro cuando tengo miedo o cuando tú lo tienes. De la mano para saber que ya no somos uno, sino dos, lo que termina siendo uno. Quiero que salgamos de la mano y caminemos patéticamente de la mano, únicamente para sentir que ya no estamos caminando solos por el mundo. De la mano para saber que más que compañía lo que tenemos es cercanía, seguridad y sueños que sólo se cumplen si no nos soltamos. De la mano porque en últimas las manos agarradas sólo son un abrazo en miniatura, un abrazo de las manos y bueno, también quiero ser el niño de tus abrazos.
No quiero nada de nada, sólo tus besos. Los mejores besos, mis besos tuyos y los tuyos míos, nuestros besos, los mejores besos. Esos besos suaves y determinados, besos mordisqueados y besos desenfrenados, besos sensuales y terrenales, de esos que algún demonio se inventó para que la pasáramos bien mientras sentimos la necesidad de pecar. Es que sí quiero tus besos, los eternos y los fugaces. Los cortos, muy cortos, tan cortos que su único fin es recordarte en medio de la multitud que soy tuyo. Besos al aire, que te tiro para divertirnos de nuestro amor. Besos en tu cuello para que sepan que eres mío y en los hombros para que sepan que así eres más mío que con los besos del cuello. Besos en la frente para animarte y en la nariz, con mi nariz, para que lleguen a las fantasías. Besos a través del teléfono y enviados por mail.
Porque sí, sí quiero ser también el niño de tus besos. El de tus días y noches. El niño que es niño contigo y hombre a tu lado. El niño de tus sueños y el hombre de tus fantasías. El niño, el único niño de tu vida.
Porque de ti no quiero nada, sólo a ti.

Mr Christobal

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