miércoles, 16 de diciembre de 2015

Mi carta de navidad

Mi carta de navidad



Querido Santa:


Hace años que no te escribo. ¿Te acordarás de mí? Alguna vez te pedí una bicicleta que casi no aprendo a montar, unos Walkie Talkie y otras cosas que nunca usé. Generalmente te pedía muchas cosas en listas interminables y divertidas que sin darme cuenta, mis papás iban editando. Mi hermano cada año te pedía un regalo que nunca llegó, de pronto por eso él dejó de creer.


Pero yo he vuelto. Con algunos años más, un poco más de cicatrices y un corazón más trajinado. He vuelto con mi misma mirada soñadora del niño regordete en una pequeña ciudad de Colombia, al noroeste, Medellín. ¿Ya? ¿Te suena? ¿Te sueno? En fin... He vuelto con la misma fe de entonces, pues tengo la certeza de que en algún lugar estás con todos los tuyos trabajando para sacar sonrisas.

Esta vez vengo con una lista de peticiones más tranquila, pero igual de importante, divertida y difícil. Lastimosamente para ti, ya mis papás no tendrán la oportunidad para editarla, pero espero que hagas lo que puedas. ¿Sí?

Para esta navidad y para el próximo año lo que más, más quiero es lograr estar tranquilo, satisfecho y feliz con lo que tengo y tendré. ¿Eso lo hacen allá? ¿Tienes un departamento de conformidad?

Cupido ha estado distraído en los últimos años para mis amigos, porque conmigo afiló la puntería. Así que si tienes una alianza con él por ser navidad lo único que pediría en este aspecto es eso; que perfeccione su puntería con todos y que no me olvide a mí. Pero si no la tienes, habla con Mamá Noel, ella entenderá de qué hablo, lo sé. Ya que la cosa es sencilla; darme el permiso a mí mismo de perder la cabeza por aquel que amablemente está dispuesto a perderla por mí, que no se vaya de mi lado y que yo siga cumpliendo los requisitos básicos y que seguro esta Navidad, él está pidiendo lo mismo.

Ya sé que tus duendes deben estar enredados con tantas cosas, pero también quisiera valentía. Valentía suficiente para hacer todas las cosas que quiero el próximo año. ¿Tienes allá? Seguro que sí. Ustedes tienen todo. Que mis ganas, fuerza y emoción no se queden en eso, sino que trasciendan a la realidad, para eso la valentía con paciencia. Sí, es que también necesito paciencia. Pero en dosis exorbitantes. De hecho, todas las reservas que tengas me las puedes dar a mí. Sólo a mí.

No olvides, por ninguna razón en el carro de los renos, sueños y amor para dar. La capacidad de sacar sonrisas y curar corazones. El coraje para dar esperanza, la osadía para seguir escribiendo y miles de historias para seguir contando. Espacio necesario para volar más alto, ¿lo tienes? ¿Qué tal te suena? ¿Estoy pidiendo demasiado?

Más constancia no me cae mal, lo mismo que humildad. Una chequera con fondos infinitos de besos, abrazos y miradas sinceras. Las palabras justas para los que me necesiten y un hospital de almas con más pacientes e inclusive más habitaciones.

De resto no es más. Que cumplas lo que mis papás, hermanos, primos, familia, amigos, príncipes y princesas quieren pero no son capaces de pedirte, pero tal vez aquí se animen. Que me los cuides y me los tengas siempre, a mis amigos que están y a los que se fueron, tráelos de vuelta. Y por último, ahora sí, en serio, que mi próximo roommate no sea ni siquiera la mitad de la pasada, y a la pasada por favor, déjala bien lejos.

Sé que me lo darás. Sólo mándame una estrella fugaz, a uno de tus duendes, la nariz de Rodolfo, un sueño en tu fábrica, un suspiro congelado del Polo Norte, lo que quieras como señal de que te llegó mi carta.

Gracias, muchos saludos a todos allá.

Pd: Dile a tus Duendes y Duendas que se metan a mi blog.

Mr Christobal

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