El amor es un hecho de la vida real
Pues no es que lleve todo este tiempo sin creer en el amor. Faltaba más. No soy así de iluso ni fantasioso. Aunque sí me lo había negado, es real que se necesita ser demasiado optimista como para no creer en él. A cuenta de qué uno va a salir invicto de esta vida sin sentir lo bonito o lo gonorrea del amor (perdón mamá, pero es la palabra que mejor describe una tusa). Já, ya quisieran.
No señores y señoras, de esta vida no salimos ilesos de momentos de destilar corazoncitos rosados y de situaciones de dolor en lugares que no se pueden tocar. De aquí nadie sale vivo sin perder la cabeza, la lógica y hasta la dignidad por alguien. Aquí a todos nos toca subir como palmeras enamoradas y también sí o sí, a toditos nos corresponde caer como cocos secos y podridos así sea una vez en la vida.
Porque al amor, a ese, lo hemos visto todos, con los ojos del alma y lo hemos tocado, todos también, con la mirada brillante. Nos ha vivido dentro sin que lo controlemos y lo hemos reflejado con la sonrisa del alma. Nos ha acariciado con la yema de los dedos el corazón y con la firmeza de la indiferencia nos ha partido en mil pedazos.
Así que decir que no se cree en el amor es de las cosas más inocentes que alguien pueda decir. Y yo, fiel enamorado desenamorado del amor, no tengo pero ni un pelo de inocente. Por el contrario, creo plenamente en el amor. En sus estragos y en sus bondades. En sus satisfacciones y en sus asesinatos en vida. Yo creo en el amor. Todos creemos en él porque los que dicen no creer no son más que víctimas irreversibles del mismo.
El amor es una realidad. Bonita o no tan bonita. Pero una realidad. Una verdad que prefiero decir que es bonita aun si no lo hubiese sentido en las fibras de mi cuerpo, en los ventrículos de mi corazón, en el brillo en los ojos y en el romanticismo de mis actos desde hacía ya varios años, 2 o 3 o más, pero una cifra absurda, igual.
Existe porque en todo este tiempo de mí, sí se han enamorado. Vive entre nosotros porque he visto con los ojitos de mi corazón historias tan verdaderas que parecen irreales. Es una realidad porque inspira las mejores películas y los mejores libros, y canciones y poemas. Está vivito y coleando y más le vale, porque si no, de qué rayos escribiría?.
Es un hecho, lo sé, porque me está tocando la puerta y lo estoy dejando entrar. De a poquitos, pero lo estoy dejando entrar, no más para comprobar que existe, que es mi turno, para darles mi testimonio y para comprobar si es más lo bueno que lo que duele y pues nada, a ver si vale la pena.
Seguro que sí.
Mr Christobal.
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