Difícil pero no imposible
Si uno sabe lo que quiere, va por eso. Lo visualiza. Se lo imagina. Lo cuida. Lo lucha. Y hasta lo puede oler. Lo abraza y se lo susurra a la luna. Lo escribe y deja que el viento lo lea. Se lo muestra al mar, para que con su inmensidad se una a la causa. Y cada noche, por supuesto, se lo pide al cielo y se lo recuerda para que no se le olvide.
Y como uno lo tiene claro, el Universo empieza a acercarte a ello. Despacito, con pruebas y sin afán. Pero como ya uno sabe exactamente cómo es ese algo, un algo diferente o que no cumpla los requisitos importantes, pues no sirve. Nada, de nada.
Eso pasa con todos los aspectos de la vida. Con un trabajo. Un sueño. Un deseo y por supuesto, un amor. Así que esta vez he venido a definir, mi amor, el mío sólo para mí. Ese que yo encontraré perfecto y nadie más. Mi ideal. Mío, mío de mi propiedad. El que yo quiero y cómo lo quiero. El que tendrá defectos que yo sabré manejar y virtudes que otros no verán y para mí serán lo máximo de lo máximo. Hay que tenerlo claro para que no se me olvide y me vaya quién sabe con qué bobo.
Porque el mío ante todo, no puede ser bobo. Tiene que tener una mente brillante que me deje derretido cada vez que hable. Tiene que hacerme reír con un humor sarcástico, inapropiado y audaz. Definitivamente todo él tiene que ser creativo. Desde la forma de conquistarme, amarme, sorprenderme, hacerme el amor, darme sorpresitas hasta lograr mantenerme interesado.
Espero que le guste leer, mucho. Y escribir, más. El chocolate y sobre todo, el chocorramo. Que le enloquezca viajar y tenga el alma libre. Que hable inglés y que haya vivido en más lugares que yo. Que no sea una nena de esos que se asustan con una cucaracha o separan la verdurita del plato o se quejan todo el tiempo del frío, o del calor, o de la arena o del sol.
Que no sea abogado, ni ingeniero, ni economista ni esas cosas de gente seria. Que no sea miedoso y me transmita seguridad. Que tenga mirada feliz. Que me deje pasar primero por las puertas. Que no sea tacaño. Que su lado artístico esté bastante desarrollado. Que si no baila bien, que por lo menos, no me dé risa o vergüenza cuando lo hace.
Que sea trabajador, pero sobre todo emprendedor y con ganas de más. Que sea social y disfrute de la gente y la gente lo quiera. Que tenga una gran pasión y la defienda. Que tenga un grupo de amigos genial y una familia maravillosa, como mía. Que haga reír a mis amigos y ellos lo consideren su amigo.
Que sea sexual. Que no sea borracho, ni tenga ninguna clase de vicio. Que sea soñador. Que sea fiel. Que ya haya hecho y deshecho y esté aburrido de tanta cosa. Que me patrocine e incentive mi locura. Que sea del tipo útil que arregla el bombillo que se dañó, el televisor que se quemó, el blog que se me descuadró, mis cuentas que perdí y la nevera de la abuela que no enfría. Que no le interesen las redes sociales. Que tenga el corazón sanito, sanito.
Que tenga barbita, sea cejón, altico y con un tatuaje. Que sus defectos sean lidiables. Que se ría de mí, de él y de la vida. Que sepa nadar y montar bicicleta. Que no sea prejuicioso y tenga la mente abierta. Que se vista bien y sea coqueto con eso, pero no demasiado ni más que yo. Que haya perdido y ganado en el amor. Que crea en el amor.
Que sea agradecido. Que sea feliz. Que sea tierno, romántico y cariñoso en sus justas proporciones. Espontáneo. Entrón. Interesante. Masculino. Hablador. Divertido hasta el infinito. Que respete la libertad. Echao pa'lante. Que sepa tener todas estas, ser humilde, conquistarme y quererme bonito.
Ya sé que está difícil, pero es lo que quiero yo y sólo yo. Y a mí me gustan las cosas difíciles. Y sé mejor que nadie que hombre perfecto no hay. Pero sí perfecto para mí. En fin, es una invitación abierta para que hagan sus listas, aquí, conmigo, y así, comparemos, reflexionemos, los esperemos y estemos locos. Pero locos juntos. ¡Cuenten!
Christ.
Que sea sexual. Que no sea borracho, ni tenga ninguna clase de vicio. Que sea soñador. Que sea fiel. Que ya haya hecho y deshecho y esté aburrido de tanta cosa. Que me patrocine e incentive mi locura. Que sea del tipo útil que arregla el bombillo que se dañó, el televisor que se quemó, el blog que se me descuadró, mis cuentas que perdí y la nevera de la abuela que no enfría. Que no le interesen las redes sociales. Que tenga el corazón sanito, sanito.
Que tenga barbita, sea cejón, altico y con un tatuaje. Que sus defectos sean lidiables. Que se ría de mí, de él y de la vida. Que sepa nadar y montar bicicleta. Que no sea prejuicioso y tenga la mente abierta. Que se vista bien y sea coqueto con eso, pero no demasiado ni más que yo. Que haya perdido y ganado en el amor. Que crea en el amor.
Que sea agradecido. Que sea feliz. Que sea tierno, romántico y cariñoso en sus justas proporciones. Espontáneo. Entrón. Interesante. Masculino. Hablador. Divertido hasta el infinito. Que respete la libertad. Echao pa'lante. Que sepa tener todas estas, ser humilde, conquistarme y quererme bonito.
Ya sé que está difícil, pero es lo que quiero yo y sólo yo. Y a mí me gustan las cosas difíciles. Y sé mejor que nadie que hombre perfecto no hay. Pero sí perfecto para mí. En fin, es una invitación abierta para que hagan sus listas, aquí, conmigo, y así, comparemos, reflexionemos, los esperemos y estemos locos. Pero locos juntos. ¡Cuenten!
Christ.