miércoles, 13 de diciembre de 2017

Navidad

Es navidad. Y a mí me encanta. Obvio. Soy demasiado romántico y expresivo y soñador como para que no. Me gusta pensar en las familias que se reúnen, como la mía, para estar juntas en esta fecha y abrazarse y quererse. Me gusta imaginar con ternura los esfuerzos que implican los regalos, que a cada uno, por más pequeño que sea, se le pone buenas intenciones y el corazón enterito con el único fin de pechichar, pechicharle el alma los que queremos.

Me gusta pensar en los reencuentros que se dan y en los buenos deseos que tenemos. me gusta comparar la Navidad pasada y ver cómo todo está intacto y cómo todo ha cambiado. Me encanta la melancolía que me abruma y me pone el corazón sensible así como me fascina sentirme vulnerable y muy querendón, porque es Navidad y uno extraña cosas, anhela otras y más importante, agradece todo. Amo los ojos que echan chispa cuando reciben regalos, los abrazos que entregan el corazón, las lágrimas que corren de emoción y los brincos del corazón.

Me gustan los arbolitos, las luces y los papanoeles. Me gusta toda la cursilería, porque sí, cada momento que nos da la vida para expresar quereres, hay que explotarlo. Y querer y que todo sea una excusa para manifestar amores.

Así que nada, Feliz Navidad. Que gocen, bailen, beban y saquen el mar de amor que tienen en su corazón. Dejen fluir la humildad y la bondad. Derrochen buenos deseos y no escatimen en dar lo bonito que tienen para dar. Hagan reír y disfruten a los suyos, enteros, de pe a pa. Que pidan, porque lo que se pide se concede si se pide con la fuerza y la sinceridad del alma. Que coman sin pensar en dietas y brinden más por lo que tienen que por lo que quisieran.

Que el Niño Dios les traiga bondad en sus corazones, confianza en ustedes, fe en el futuro y amor, demasiado amor para dar. Que les den fuerza y sabiduría, la capacidad de transformar los errores en aprendizajes y libertad para soltar lo que no sirve y hacer lo que el alma les exige.

En realidad, esta Navidad, deseo que vivan, gocen, lloren y vibren desde el amor. Sólo eso. No se necesita más. Ya verán.

Feliz Navidad.

Mr. Christobal.

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