A mí me gusta el amor y eso no es una noticia. Que creo en él, lo busco, lo respeto, le hago justicia y lo apoyo, tampoco lo es. Que me seduce la idea de tener el más bonito, inspirador, transparente y grande, no tiene por qué serlo tampoco. Porque si algo he evidenciado por años en este blog es eso: creo en el amor. Y me gusta creer. Y defenderlo. Y soñarlo. Y esperarlo. Y serle leal. Y no negociarlo.
Es bonito y si uno sabe esperar, va a llegar, como lo queremos. Como lo soñamos. Como estemos dispuestos a recibirlo. Y a entregarlo. Como lo escogimos y según lo que creemos merecemos y necesitamos. Pero lo bonito y mágico de esto, de lo que creo, es que, al final, cada quien tendrá -y merece- su historia de amor, bonita, rosa, empalagosa. Por eso celebro el de los otros cuando es real, y abrazo las historias, y las leo, y las veo y me quedo feliz oyendo cuando me las cuentan.
Porque sí. Todos merecen enamorarse, sentir que el corazón se quiere explotar, que la vida tiene sentido, que hay alguien por quien todo valió la pena, ese alguien con quién todo es más fácil y fluye y encaja. Que te lleva a lo mejor de ti, de tu profesión y te acerca a tus sueños. Todos merecen esa parte linda. La de la ilusión de la historia feliz. Del apoyo incondicional. De con quien llegar a viejitos y tener unos nietos insosteniblemente divinos.
Por eso, porque hay que hacerle justicia al amor, ¡que cada quién ame a quien el corazón le dicte! Qué importa si es alto o bajito, blanco o negro, gordito o testarudo. Judio, musulmán o de su mismo sexo. No importa, que cada quien ame lo que siente que ama. Lo que le hace temblar el alma y le alegra la vida. Lo que lo lleva al infinito y le cura las heridas.
Qué bonito que todos puedan amar lo que sienten que aman. Con libertad y desenfreno. Sin miedo a los papás, a los amigos, a la sociedad. A los prejuicios. Que bonito sería, por el amor, que podamos vivir en un lugar con una construcción social con acuerdos de convivencia mutua que permitan el respeto por lo que hace feliz al otro, sin que las decisiones que van tomando en la vida sean temerosas e inseguras, llenas de miedo por el qué dirán. Escondidos y acomplejados y además, se conviertan en una causa de juicio social.
Porque el amor es cool y cuando es real y el que es, hace mejores personas, mejor la vida, mejor el mundo. Porque el amor, es el amor y todos lo queremos y todos lo soñamos y todos lo buscamos. Y por eso, todos merecemos encontrarlo. Como lo encontremos.
Mr. Christobal.