domingo, 21 de agosto de 2016

Amar y dejar amar


A mí me gusta el amor y eso no es una noticia. Que creo en él, lo busco, lo respeto, le hago justicia y lo apoyo, tampoco lo es. Que me seduce la idea de tener el más bonito, inspirador, transparente y grande, no tiene por qué serlo tampoco. Porque si algo he evidenciado por años en este blog es eso: creo en el amor. Y me gusta creer. Y defenderlo. Y soñarlo. Y esperarlo. Y serle leal. Y no negociarlo.

Es bonito y si uno sabe esperar, va a llegar, como lo queremos. Como lo soñamos. Como estemos dispuestos a recibirlo. Y a entregarlo. Como lo escogimos y según lo que creemos merecemos y necesitamos. Pero lo bonito y mágico de esto, de lo que creo, es que, al final, cada quien tendrá -y merece- su historia de amor, bonita, rosa, empalagosa. Por eso celebro el de los otros cuando es real, y abrazo las historias, y las leo, y las veo y me quedo feliz oyendo cuando me las cuentan.

Porque sí. Todos merecen enamorarse, sentir que el corazón se quiere explotar, que la vida tiene sentido, que hay alguien por quien todo valió la pena, ese alguien con quién todo es más fácil y fluye y encaja. Que te lleva a lo mejor de ti, de tu profesión y te acerca a tus sueños. Todos merecen esa parte linda. La de la ilusión de la historia feliz. Del apoyo incondicional. De con quien llegar a viejitos y tener unos nietos insosteniblemente divinos.

Por eso, porque hay que hacerle justicia al amor, ¡que cada quién ame a quien el corazón le dicte! Qué importa si es alto o bajito, blanco o negro, gordito o testarudo. Judio, musulmán o de su mismo sexo. No importa, que cada quien ame lo que siente que ama. Lo que le hace temblar el alma y le alegra la vida. Lo que lo lleva al infinito y le cura las heridas.

Qué bonito que todos puedan amar lo que sienten que aman. Con libertad y desenfreno. Sin miedo a los papás, a los amigos, a la sociedad. A los prejuicios. Que bonito sería, por el amor, que podamos vivir en un lugar con una construcción social con acuerdos de convivencia mutua que permitan el respeto por lo que hace feliz al otro, sin que las decisiones que van tomando en la vida sean temerosas e inseguras, llenas de miedo por el qué dirán. Escondidos y acomplejados y además, se conviertan en una causa de juicio social.

Porque el amor es cool y cuando es real y el que es, hace mejores personas, mejor la vida, mejor el mundo. Porque el amor, es el amor y todos lo queremos y todos lo soñamos y todos lo buscamos. Y por eso, todos merecemos encontrarlo. Como lo encontremos.

Mr. Christobal.

martes, 16 de agosto de 2016

Es hora de olvidarte



Hay amores que definitivamente no son. Nacieron para no ser. Se construyeron sobre una base de imposibles y tiempos desafinados. Entre esperanzas perdidas y voluntades contrariadas. Vivieron eternidades fugaces, contratiempos apresurados y luchas prematuras. Hay amores que tenían todo para ser, pero surgieron con la sentencia de no ser.

Y algo pasa y es como si siempre fuera a pasar; tienen la capacidad de hacer que el alma se agite y se estremezca ante sus ojos o sus sonrisas. Detienen la densidad del universo y se roban la paz del mundo interior. Nos roban los "y si hubiera" más melancólicos y los deseos secretos de las profundidades de nuestro ser. Es una pequeña puñalada saber de ellos, saberlos lejos, saberlos de uno, saberlos ajenos.

Son de uno aunque no lo sean. Y uno de ellos, aunque no. Como se entregaron, imposible que se vuelvan a entregar, como nos entregamos, ya no otra vez. Los miramos a los ojos en nuestra imaginación desafiando su capacidad de volver a sentir lo que los hicimos sentir. Cuestionamos los pasos que los alejan de los nuestros y adivinamos los secretos de sus sentires profundos.

Es como si después de años, ciudades, personas, situaciones, sentimientos, siguieran unidos por una energía que parece morir pero en los momentos menos esperados se arrebata como si se quisiera estallar. Y aparecen cualquier mañana como un pensamiento inquiero e impotente. Y luego se diluye con el sin sabor infinito de la nada, de los que no son. De los que perdieron la esperanza, de los de las mil preguntas sin resolver, de lo incomprendido.

Y uno los ha buscado y los ha encontrado. Y luego no los ha encontrado. Se han ido. Para siempre.Pero la energía sigue. Y uno los guarda dentro y les da vida. Alimenta y le da alas a las imaginarias posibilidades, y los sigue cuidando y esperando. Todo adentro en un romántico iluso imaginario.

Porque aunque tengamos la mágica seguridad que la energía es mutua y eterna e indeleble, es seguro también que, así como hemos alimentado y hecho grande algo inexistente dentro, así también se puede borrar, dejar atrás, olvidar.

Porque hay amores que definitivamente no son y que hay que dejar de esperar. Y porque olvidar también es una decisión, es hora de olvidarte.

Mr. Christobal.