lunes, 11 de julio de 2016

Bienvenido

Bienvenido


Querido Joseph:

No tengo que llenar de elogios a mi hermano porque no sólo lo hago todos los días, sino porque, nadie mejor que tú para entenderme y saber que tengo razón en quererlo como lo quiero y verlo como lo veo y justo por eso lo escogiste para estar aquí. Con sus virtudes y defectos. Con sus fortalezas y debilidades. Con su risa y su estrés. Con su tenacidad y su orden desordenado.

Así que más que nadie tienes una buena idea del camino que van a recorrer, sobre todo porque tengo noción de ti desde hace muchos años en su vida, en nuestras vidas. Llevas años estando ahí, caminando cerca aun si estabas lejos. Andando siempre en línea paralela a su vida. Lo que es bueno. Y me alegra. Ya que no sólo con tenacidad lo conquistaste a él, sino que lo hiciste con todos nosotors; con detalles y lealtad, con entrega y sinceridad, pero sobre todo con amor. Mucho amor para mi hermano, tanto, que alcanzaba para todos nosotros.

A lo que voy es que es bonito que hayas sido tú. Que seas tú el que hoy está allí con él. No podría ser nadie más. A mí realmente me alegra y pienso que en medio de tantas locuras, algo bien supo hacer mi hermano. De hecho, supo hacer una de las mejores cosas que hay que saber hacer: escocger a la persona con quien va a compartir el resto de su vida.

Estoy seguro que no existe una decisión más acertada y también estoy convencido que, tanto él como toda mi familia y yo, somos muy afortunados de traerte aquí, acá, a este punto de su vida, de nuestras vidas. Así que yo aplaudí, celebré y sobre todo, alcahueteé la decisión. Por lo que desde hoy me quedo tranquilo que él, la cosa más importante en mi vida, recorrerá el camino de la vida de la mano de una gran compañía, quien no tengo duda, le hará la vida más bonita, realizable y con mucho más sentido.

Creo que son un buen complemento y eres ese motor que él necesita para moverse con más facilidad y destreza por la vida y que le urge para alcanzar lo que quiere alcanzar. Veo en ti esa fuerza que él requiere para caminar con más firmeza y soñar más alto. Creo que eres esa certeza, confianza y alas que sólo pocas personas le han podido dar a él.

Estoy absolutamente convencido que el camino será largo y tendrá tropiezos, pero también sé que tendrás la sabiduría y la intuición, la paciencia, el amor y todo lo que se necesite y esté en tus manos para que todo esté bien. Siempre bien.

Así que nada. Yo me quedo tranquilo. Sé que mi hermano se queda en buenas manos. Tendrá quien lo cuide y quien lo alegre. Quien lo motive y lo frene. Tendrá con quien soñar y quien le exija conseguir esos sueños. Tendrá quien lo entienda y quien entendiéndolo no le permita lo que no se permite . Tendrá amor del purito para rato y fuerza para siempre.

Bienvenido a la familia. Desde la distancia. Intentaré, con torpeza (no lo sé hacer de otra forma) y desde la misma distancia mientras tanto, ser buen cuñado. Trataré con todo mi corazón de velar por este amor. Les exigiré y le jalaré las orejas cuando sea necesario, así como también seré complice cuando la ocasión lo amerite. Espero poder cuidarlos y disfrutarlo. Darles de lo mío y recibir de lo suyo, pues este matrimonio tiene que seguir siendo una ilusión para mí. Una esperanza de que el amor existe. La convicción de que esta vaina sí pasa. Así que trataré, en lo que pueda y desde donde pueda, de custodiar este amor.

Y para terminar, sabes que sólo tengo 1 hermano hombre, él, por lo que podemos ir pensando en ver cómo le hacemos para serlo, tú y yo, desde ahora. Yo desde mi locura y tú desde tu sensatez. yo desde donde quiera que esté, tú desde allá, con él. Yo muy yo, tú muy de él.

Pd: Sólo sé que para el día de mi matrimonio quiero, con todo mi corazón, que mi futuro esposo esté por lo menos igual de feliz a mi hermano. Nunca había visto un hombre -en su gran día- más pleno, intenso, esplendido: sincera y realmente feliz.

Los quiero!

Un año más: Check

Un año más: Check


Se fueron, con un afán infinito, doce meses y me traen a un nuevo cumpleaños. Se han ido apurados, corriendo, como un rayo. Y está bien. Está perfecto. Aquí, en mí, sólo dejaron un paso más tranquilo, una sonrisa más satisfecha y un corazón que late con un nuevo ritmo, el suyo propio, sostenido, uniforme.

Ya no están, esos doce meses se nos han escapado. Y sonrío de pensarlo, recordarlo y sobre todo, reflexionarlo. Se fueron dejando una tranquilidad absoluta en mí, una plenitud en mi alma desconocida y certezas, muchas y ricas.

Fueron tan, pero tan lindos, que si pudiera, los abrazaría de agradecimiento, con tanta fuerza que me mirarían con cara de loco y fastidio. Sí, los abrazaría. Con el corazón. Con una sonrisota. Con humildad y con mis excesos. Y ellos, los doce meses, no sabrían qué hacer, y tal cuál mi gato El Negro Fidel, saldrían corriendo.

Han sido perfectos. Sin embargo, más que haber sido el cambio que mi vida necesitaba y haber tomado la mejor decisión al dejar Medellín por un tiempo, son muchas otras cosas. Es que, finalmente, creo haber llegado a ese momento al que tenía que llegar. Llegué aquí, a donde la vida se ve con unos ojos mucho más concienzudos, con algo de experiencia y con un convencimiento de mí y de la vida misma que me tiene con el paso firme y la mirada en la dirección precisa.

Esto es que logré entender por qué pasé por cada una de las situaciones que pasé, por qué esas personas llegaron y por qué esas otras se fueron. Entiendo la ansiedad de mi vida y mi alma. Cada uno de los malos momentos. Y de los buenos. De mis dudas. De no encontrarme. De perderme. De fallar en el amor y en algunas amistades. De soltar gente. De mi soledad. De mi independencia extrema. Del mismo a mí mismo.

Estoy en este momento entendiendo todo, pero eso no es lo importante. Lo que es verdaderamente valioso es que el entendimiento de lo que ha sido mi vida, mis momentos, mis quereres, la gente que ha pasado por aquí y todo lo demás, me está sirviendo para la toma de decisiones hoy. Siento que por fin me entiendo, que gracias a cada situación puedo analizar e interpretar y ver cuál será mi mejor movimiento.

Por eso siento que me estoy moviendo con mayor tranquilidad. Y aunque todavía flaqueo y el aprendizaje es infinito, siento que por primera vez no tengo afán, que estoy donde tengo que estar, que todo va a estar perfectamente bien, que todo a su tiempo y que estoy listo. Listo para lo que sea. Para mí. Para mi profesión. Para tomar decisiones. Para darle el rumbo que quiero a mi vida. Para apoyar a mis papás. Para dar un buen consejo. Para equivocarme menos. Para él. Mi él.

Y estos doce meses por eso fueron mis amigos. Digamos que han sido los que terminaron de perfilar esto que por años he venido perfilando. Despegué. Me reencontré. Y en entendimiento llegó. Han sido doce meses en donde he viajado y he pasado bueno. Tuve por un mes uno de los hombres que me dejó los aprendizajes más bonitos y el amor que no cree en imposibles. Salí de donde quería salir, de mi trabajo y ciudad anterior. Volé y mi alma se despejó.

Hoy por todo esto me abrazo fuerte y entiendo que soy mucho más sensible de lo que siempre me mostré. Que ya me cansé del desorden y del caos. Que busco tranquilidad y sabiduría. Amor, purito amor, más que subibajas. Que ya no quiero un chico malo, ni que tampoco soy ese tipo de chicos. Que ya no me interesa el coqueteo ocasional y los amores sin futuro. Que soy luz y no puedo -por nada del mundo- dejar de brillar. Que soy solo en el mundo, pero mi familia es mi norte. Que cada vez tengo menos amigos. Y menos amores. Y menos rumbas. Y menos líos. Pero cada vez tengo más aciertos. El camino más despejado. Los sueños más claros.

Así que estos doce meses lindos, sólo me dejan entender que los docen que falta para mi otro cumpleaños serán igual o más sabrosones.

Pero importante saber que para llegar aquí, a este lugar emocional en el que estoy, sí, sí es necesario haberse roto la boca contra el piso una y otra vez. Haber sufrido por amor tantas veces que ya no se pueden contar. No haber entendido para dónde putas iba la vida y cuando se empezaba a entender, de un giro y PUM, otra vez uno perdido. Haber salido de casa y volado con todas las implicaciones dolorosas que eso requiere (perderse del día a día de la familia, y del 90% de los momentos especiales). Haber pasado bueno. Locamente bueno. Desenfrenadamente bueno.

Haber preferido siempre lanzarse al amor y a lo desconocido. Haber vivido sin miedo. Haber hecho muchas, muchas, demasiadas estupideces. Haberle fallado a alguien. No haberle fallado a alguien nunca. Haberme fallado a mí mismo. Haber decidido olvidar cosas que no valen la pena recordar. Recordar lo que no se debe olvidar. No haber sabido querer. Haberse endeudado hasta el día de hoy para conseguir un sueño.

haber sido libre. Valorar más Las experiencias que las cosas materiales. Haber sido la curiosa mezcla de responsable con irresponsable. Haber entendido mis raíces pero nunca atarme a ellas. Haber comprendido que escribir me libera, pero sobre todo, entrega alas y libertad a quien me lee. Haberme atrevido a escribir sin importar que algunos se sonrojen o que los manes se espanten o piensen que soy un despropósito. 

No haber entendido nada y actuar a pesar de ellos. Haber entendido que en mi mente están mis alas y vivir sin prejuicios me hace volar más alto. Haber caminado con paso firme siempre a lo que quise, y haber caminado en círculos sin saber cómo salir de ahí. Acertadamente haber hecho lo que me ha dado la deliciosa gana de hacer. Arriesgarme siempre. Soñar alto. Sentir intensamente. Perder mayormente. Ganar bonito. Cicatrizar lento. No olvidar por convicción. Olvidar por ideología. Beber porque ajá. Beber cada vez menos, porque ajá.

Llegué a ese punto, a este delicioso punto y ojalá, todos, hagan lo que tengan que hacer, mal y bien, en las medidas exactas, para que cuando lleguen, puedan sonreír como yo y auto decirse:

JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA! Valió la pena.

Mr. Christobal