miércoles, 16 de julio de 2014

La crisis del cuarto de siglo

La Crisis del cuarto de siglo


La cosa es que cada que se me acaba un año, uno mío, uno menos, o más bien un año más de vida, yo no he tenido tiempo de terminar mi listado de propósitos del año que se me vino encima cuando se mete mi cumpleaños y me toca evaluar el año que pasó.

Pero entre más pasan los años, los propósitos son cada vez más ambiciosos y obviamente más difíciles de alcanzar, y la forma de auto juzgarse es más severa y sensata.

Uno sin tener que escribirlos da por hecho que en el año de más que se está cumpliendo y que sigue por vivir uno quiere ganar mejor en el trabajo, viajar más, lograr durar todo ese año haciendo ejercicio y ver más a la familia y a los amigos. Obvio, un negocito o un apartamento propio, leer más, escribir con más dedicación y obvio, aprender a ser paciente.

Y la evaluación del año se me convirtió como las notas de la universidad, "ahí", raspando, 3.0. Trabajo ok. Viaje regular. Ejercicio mejoró pero se puede lograr el 4.0. Logré grandes momentos con mis amigos que hace mucho no lograba pero para un año es poco. Y así toda la evaluación resulta un gran promedio aceptable. Lo único demasiado bueno fue poder tenerlo todo el año.

Lo que pasa es que hace 365 días cuando evalué mi año, me basé en el período vivido por fuera. Y ahí si dejé la vara muy alta porque el promedio si fue de 4.8. porque ha sido el GRAN año de mi vida, ese donde todo los días eran demasiado felices. Y es frustrante porque no creo que lo vuelva a tener, no en esa forma por lo menos.

En ese momento cuando llegó la hora de los propósitos todos fueron éstos. Lo que tengo ahora. Yo quería ser lo que hoy soy. Básicamente y en resumidas cuentas, yo quería estabilidad. Y eso es lo que soy hoy. Y supongo que eso es bueno. Y debería darme una mejor nota de promedio tipo 3.5. pero yo no estoy para autoengañarme. Las cosas como son. La única asignatura en la que logro el 4.8. es estando a su lado, porque me sigue haciendo sentir tal como el primer día.

Pero es que a mí la estabilidad cuando se vuelve rutinaria me aburre, la rutina me cansa el alma, los procesos repetitivos me apagan. Porque es que ahora, hoy, para mis 25, los propósitos se me convirtieron en los mismo del año que pasó pero pro. Un trabajo que paguen mejor. Poder viajar mucho o si es posible un trabajo en otro país, ya no es adelgazar sino estar fit, y ya no es un noviazgo normal sino tener la certeza de si ese es el que es o sino paila. Básicamente una estabilidad más estable.

Ya todo es más tranquilo y la verdad es que a mí no me gusta lo tranquilo. Extraño esas épocas donde quería ser lo que hoy soy y que con lágrimas y sangre lo logré. Pero tenía una meta fija y clara. Y me caía y tenía algo para levantarme. Hoy que ya está mucho más claro que soy eso que quería, se me empieza a desdibujar en mi cabeza qué sigue.

¿Ser el que quería ser y que ahora soy pero pro? Alguien que me ayude porque este comienzo de mis 25 me está dando muy duro sin saber ahora qué demonios viene. ¿Qué pasa cuando uno llega a esta edad?

Que se supone que uno debe querer en su cuarto de siglo sobre todo si uno es yo y no quiere lo que quiere la gente común de mi edad: rumba, perreo y licor. No, qué susto, eso es la inestabilidad de la inestabilidad de la inestabilidad y yo ya no estoy para esas cosas.

Tengo que estabilizarme, eso hace parte de los ciclos de la vida, supongo. Cada vez más tranquilidad y cada vez menos cambios. Pero yo como que quiero y como que no. Como que sé que es lo que es pero como que lo rechazo. ¿Es bueno querer cambiar y ser curioso o eso es malo? ¿Soy inconforme? ¿Soy una mamera de man? ¿O eso es divertido? ¿Debo amar mi estabilidad y agradecerla? ¿Por qué no he ahorrado? ¿Qué me preparo de comer esta noche? ¿Me levanto a trotar o duermo hasta las 8AM? ¿Es muy difícil ser yo? ¿Mejor me relajo y espero? ¿Me calle la boca? Avisen.

Mr Christobal

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