La era facebookera se llevó la magia
Hace muchos años, recuerdo la época del ICQ. Esa extrovertida florecita con un sonido peculiar que dio inicio a las comunicaciones por medio de los computadores. En mi familia mi hermano mayor fue el que lo introdujo, y a mí me parecía divertidísimo meterme y hablar con sus amigos, sólo para distraerme, o más bien, para 'coquetear'. Su rabia era tal, que terminábamos en los puños. Hasta que por fin, me abrió el mío. Ya no era tan chévere, sin embargo, me tocaba disfrutarlo. Hasta que apareció el MSN. La versión más rápida, moderna y concurrida del ICQ. Adiós a la florecita que a veces con nostalgia aun extraño y con una calurosa bienvenida se daba paso a un hombrecito verde en el que uno podía poner una foto y tenía muchos más iconos gestuales. Pero luego con el surgimiento del Facebook, se abrió paso a la nueva era y todo cambió.
Uno tiene al amigo, al conocido y hasta al conocido del conocido, la mamá y sus amigas, de hecho, hasta la abuela. Por lo tanto, uno no puede ya, emborracharse tranquilamente porque luego de la foto toca decir "no la subas".
La era del Facebook ha convertido la vida privada de todos nosotros los terráqueos, en vida pública. Las fotos nos notifican visualmente cada movimiento, el relationship status nos tiene al tanto de quién comienza y de quién termina. los walls cuentas historias y los insaciables status muestran, minuto a minuto, el estado de ánimo de cada quien.
Pero la verdadera revolución de esta interminable red de amigos radica en las relaciones de pareja. Aterrado y analizándolo bien un poco defraudado me quedo con la nueva forma de proceder:
Primero, lo conocemos, se pasa un buen rato, hay mucho o poco coqueteo, pero bueno, lo conocemos. Al día siguiente, o dos días después nos aparece la solicitud de un nuevo amigo. Es él. Así que emocionados, no sé por qué, llamamos o bien, le escribimos un INBOX a la amiga diciéndole "me agregó!". No han pasado ni cinco minutos cuando lo primero que vemos es si está o no en una relación, vemos todas las fotos, los walls y en general lo que se cruce en el perfil. Seguidamente (contando con suerte porque muchas, muchísimas veces todo queda ahí, en la triste y simplona agregada a Facebook). Puede que el susodicho se anime y escriba un inbox, o en su defecto le hable a uno por el 'Facebook chat'. Nada menos romántico.
No entiendo cuando empezó a perderse toda la magia. Lo que si entiendo es que el facilitador, ya cayendo en el facilista Facebook, es el gran propiciador o alcahueta de esto. Ya son pocos los que piden el celular y menor aun, la cantidad que llaman. Las primeras citas se dan por inbox o por el que para mí es más ofensivo, facebook chat. ¡Terrible! ¿Dónde quedó el romanticismo? Olvidémonos de las rosas reales ahora, se usan las virtuales, como ocurre también con los chocolates, corazones y anillos y tristemente algunos y algunas quedan igual de felices con el rito enamorador del nuevo siglo.
¿Dónde quedó el intercambio directo de palabras para analizar la rapidez mental, la verdadera química, la cortesía, los modales, la caballerosidad, el humor? En fin, tantas cosas quedaron atrás con el MSN y el ICQ y la llamada.
Realmente soy de los 20 millones de colombianos usuarios de Facebbok (por si no lo sabía, ha sido tanta la acogida de esta herramienta virtual, que nuestro país se ha convertido en el número uno, de habla hispana, en usarlo) y también he tenido mis Facebook flirteos, obviamente. de hecho en algún momento ansié tanto ver en mi perfil: "INBOX (1)" que me sentía enloquecer si no lo encontraba. Entre un audaz intercambio de letras, empecé, sin darme cuenta, a intercambiar sentimientos. Desde palabras tiernas, hasta las más pícaras alcancé a escribir y a leer. Tengo que confesar que el misterio, la impotencia, la espera, la locura y las ansias me sedujeron.
Pero bueno, resignado hay que aceptar que un cibercoqueteo en esta nueva Era del Facebook, es algo que todos debemos o en algún momento a todos nos toca vivir. Sin embargo, no podemos dejar que la magia se pierda, que el romanticismo quede ileso, que la coquetería pierda su carácter picaresco, que la sensualidad se la lleven en exclusiva las letras de los chats. Pero sobre todo, lo que no se debe perder, es la magia de las mariposas en el estómago, cuando aparece una nueva ilusión.
Pd: Y ahora con el Blackberry y el iPhone, unámonos y lloremos.
Mr Christobal