Sigan casándose que yo espero
"¿Por qué un man tan chévere como tú no tiene novio?", Esa pregunta y yo, nos habíamos dejado por un tiempo y andábamos cada uno por su lado. Supongo que ella -la pregunta- andaba fastidiándole la vida a otras personas mientras yo estaba por mi lado rectificando que de hecho, tener novio no necesariamente es más cool que no tener uno y que tener cheveridad muchas veces no implica, tener a alguien.
Y como "¿Por qué un man tan chévere como tú no tiene novio?" y yo nos dejamos, ahora ha evolucionado a "¿Por qué no te has casado?", después de nuestro tiempo creo que tengo un par de teorías interesantes.
Aparte de lo que ya sabemos que es el problema principal, y es que nadie me ha propuesto matrimonio, sigue lo que soy yo: un tipo con toda la fuerza y la energía que no fue criado para seguir un modelo de vida sino para crear el propio. Uno que quiere y necesita vivir y consumir el hoy, el ahora, el mundo. Uno con una alta capacidad de disfrute y de goce, que reconoce sus metas y sus sueños, pero sabe que si bien debe pisar fuerte para llegar a estos, tiene que bailar en el camino y parchárselo.
Alguien con la certeza de que el mundo es inmenso y delicioso y que por eso necesita vivirlo. Recorrerlo, probarlo, atragantarse de él. Que sabe que hay mucha gente ahí afuera por descubrir y miles de cosas por ensayar. Muchas fiestas por bailar y muchas bocas por besar. Alguien que sabe que las posibilidades son infinitas y que vive bajo la lógica de que es una verdadera lástima no vivir todo lo que es posible vivir.
Un man que ni por el putas deja al azar su destino sino que lo crea y que reconoce que éste es una construcción maleable de sueños reales que él mismo ha escogido y por eso, cada día decide cumplir esa historia que ha creado y no heredado. Porque en últimas, tiene un sueño, que es su puto sueño, tan puto como lo pudo crear él mismo.
Y por eso es tan jodida la vaina. Porque al final la mayoría de las personas por cansancio y lógica prefieren vivir "conformes", que esperando un único ser que sea un alma gemela cuando ese ser puede tener fácil siete de esas almas. Y en cambio yo, por convicción, por deseo, por romanticismo, por ideología y porqué sí, decidí que no. Que no me da la gana de conformarme. Que prefiero esperar.
Porque es que yo tampoco soy cualquier man y tan es así que no cualquiera se atreve a esto; a un man que se ha encargado de ser vida dentro de la vida misma. Que se ha caído tantas veces que reconoce el piso como su segundo hogar, que no ha sido amado por alguien al que le entregó media vida, pero al que también le han entregado una vida entera. Un man que se mueve rápido y no puede con los lugares, las personas o las situaciones estáticas. Alguien que ha sabido vivirse y que ha vivido el amor en todas sus formas. El no correspondido, el correspondido, el desmedido y el de a medias. El loco, el sexual, el rudo, el bonito, el asqueroso y el perfecto. El de un día y el de media vida. Y eso, precisamente, esto, es el precio que ese que valga la pena tiene que pagar.
El de un man que sabe cómo lo tienen que tratar porque lo han mirado como si fuera una revelación, una verdad, un punto final. Alguien que sabe cómo lo tienen que amar porque se le han entregado con la magia, la inocencia, el impulso y el dolor de entregarse de verdad. Pero también es esa persona a la que no quisieron y conoce bien el desgarro del alma que eso implica, el que fue víctima una y otra vez del mal timing, el que no supo escoger, el que creyó mentiras, el que dejó ir y el que se fue antes de tiempo. Un man que en general, sabe lo bonito y lo asqueroso del amor.
Y por eso, que haya llegado y me haya quitado la soltería no quiere decir que será fácil, lo sé, pero él sabrá no desperdiciar nunca a este man que él necesita para moverse, disfrutar y anclarse a la vida. Para ir hacia adelante y cumplir sus sueños. Un man que es compañía y guía y no una sombra o un fantasma. Un huracán. Un mar. Muchos colores. Un motor en la vida de quienes lo rodean.
Y mientras tanto, yo sabré esperar y por eso tengo novio, pero no me he casado, pero la espera valdrá la pena, así sea eterna.
Mr Christobal.