domingo, 15 de marzo de 2015

Nostalgia de crecer

Nostalgia de crecer

Como tuve dos días libres no entré en cuentos y me fui para mi casa, a envigado donde mis abuelos. En donde viví muchos años, los años de mi universidad y donde he vivido por fines de semana durante toda mi vida, es mi casa, en donde crecí. Allá en envigado, donde me hice hombrecito y besé muchas veces. Donde conocí a muchos amigos que todavía son amigos, donde tuve algunos amores y muchos más desamores, donde aprendí el valor de caminar a todas partes.

Basicamente fui a que me pechicharan. Porque para eso es que uno va a casa, a recoger sus pasos, encontrarse y mirar adentro. A que la Tita le haga a uno la comida que le gusta, a que el tito -aunque uno esté en el peor momento- le diga a uno que está galán, que qué ropa, qué brazotes o algún piropo así. A que lleguen con un mercado como para un mes por una visita de tres días y uno no alcance a comer ni la cuarta parte. A que el hermano le haga chistes y sin decirlo diga que está contento de verlo a uno ahí, porque nunca estoy tantos días. Esencialmente uno va a que lo quieran.

Y en casa a uno lo quieren y no escatiman en eso. Y por eso cualquier cosa que uno haga parece poca al lado del torrente de amor que le están dando. Por eso desde un tiempo entendí que ir a casa es ir a casa. no es ir a ninguna otra parte a menos que sea con los de la casa. No rumba, no salidas a comer, no nada sino es con mis principales dadores de amor. Es como si el tiempo y la edad lo hubieran hecho entender que uno va a casa por y para ellos, a más nada.

Entonces, veo a mis abuelos y aun sabiendo, me doy cuenta que ya tienen muchos años. O sea, muchos. Y otra vez el bendito tiempo me da avisos de su movimiento constante y su afán despiadado. Y me cuentan de lo que han hecho en esos días en que ya se la pasan tan solos, o a las citas médicas a las que han ido, o como mis tíos han hecho cosas y mis primos han ido a todas partes y entonces me doy cuenta que me pierdo todo.

Mr. Christobal